Nos encontramos en Bogotá

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El día 18 de julio, nos reunimos en Bogotá un grupo de hermanas, »de mediana edad», convocadas desde nuestros lugares –Angola, Argentina, Guatemala, México y Paraguay-, para hacer un alto en nuestras actividades, dedicando estos días a compartir la experiencia vocacional josefina.

A lo largo de estos días, nos hemos enriquecido al calor de lo que cada una ha compartido de su vida, de su andadura en lugares y circunstancias concretas. Hemos disfrutado la escucha serena de lo que cada una de nosotras, luego de veinte o treinta y pico de años de camino josefino, tiene para expresar como tesoro vocacional… Profundizar algunos aspectos de nuestra realidad humana, retomar nuestro Principio y Fundamento vocacional, acercarnos con cariño al camino de cada una, ha sido una experiencia refundante en este momento de nuestra vida. Y en este compartir sencillo, de hermanas, nos damos cuenta, una vez más, que tenemos tantas cosas en común…que lo bueno crece, y los escollos y dificultades propias del camino, se atenúan… ¡NO CAMINAMOS EN SOLITARIO!

Hemos tenido también la gracia de retomar nuestra historia congregacional, profundizar en la vida del P. Butiñá y en lo fundamental de este proyecto que soñó y que tanto le costó… hemos releído, comentado, orado, la primera etapa fundacional, los orígenes y los primeros pasos de aquel grupo de mujeres, josefinas de corazón, aún sin tenerlo tan claro para expresarlo…Nos hemos acercado a la vida de M. Bonifacia, escuchando el testimonio de una SSJ… hemos hecho memoria de la fuerza y empuje del Carisma que llevó a tantas hermanas a cruzar el océano y hacer presente el Taller en nuestros países…Uruguay, México, Argentina, Brasil, Colombia, Guatemala, Paraguay, Angola… Hemos terminado este encuentro… queremos darles una buena noticia: el evangelio de Nazaret sigue vivo, presente y actuante en cada lugar donde vive y trabaja una josefina, Sierva o Hija! Es verdad que somos pocas, es verdad que las nuevas vocaciones no llegan, es también cierto que nuestras fuerzas disminuyen y las circunstancias nos limitan. Pero…acabamos de palpar las pobrezas de los primeros tiempos…, acabamos de comprobar que nada es obstáculo para Dios, si encuentra oídos atentos y corazones buenos. Más aún, tenemos la certeza de que se ha valido de nuestras miserias humanas para que terminemos proclamando que Él es el protagonista de esta obra sencilla y que hoy cuenta con nuestras fuerzas. El P. Butiñá luchó por sus josefinas »contra viento y marea», las primeras hermanas, entre luces y sombras, siguieron el proyecto convencidas de que era fuente de vida para ellas y para los pobres del mundo del trabajo…, otras tantas siguieron sus pasos…, nosotras y ustedes estamos en el camino…, a veces difícil y cuesta arriba…, pero siempre en esperanza si tenemos claro el sentido.

Gracias a todas por la fidelidad, por no »cejar» hasta conseguir la perfección hermanando la oración con el trabajo. ¡GRACIAS! porque podemos ayudarnos unas a otras a CREER que ES POSIBLE hacer vida el CARISMA… que ES POSIBLE SEGUIR SIRVIENDO, CONTENTA, EN EL TALLER…

Silvia González

Querida Hermana Hija de San José:

Te invito a tomar un poco de tu tiempo para leer y reflexionar esta carta que quiero compartir contigo. Hoy, después de varios años de vivencia (experiencia) en el Taller, doy gracias al Señor por tantas hermanas conocidas o anónimas que han hecho de su vida, allí donde han sido enviadas, y especialmente en el trabajo, una tierra mas amable y fraterna. Doy gracias por el P. Butiná, por su vida, por su testimonio, por su celo apostólico. Hoy, parafraseando unas de sus palabras, de nuevo ha despertado en mí, y posiblemente en cada una de ustedes, los resortes vocacionales un tanto somnolientos: «Estoy dispuesta a entregarme del todo a Jesús y a no negarle nada por costoso que sea».

Tenemos todas, no importa la edad, en lo mas hondo de nuestros corazones, el deseo de santidad, es decir, de predicación viva del Evangelio de Nazaret. Sé una apasionada por Jesús y su Reino. Te invito, como te decía al comienzo, a leer esta carta. ¡Ojalá! Que, desde el momento que lo hagas, puedas reflexionar y renovar internamente en tu corazón la llamada a la vocación josefina.

El Espíritu hoy sigue guiándonos, dejemos que haga su trabajo en nosotras; abrámonos generosamente a su gracia para que también aquellos que están a nuestro lado descubran en JESÚS de NAZARET el camino para avanzar y, juntos, con nuestras capacidades y saberes humanicemos el trabajo sencillo, bajo el cuidado de nuestros buenos padres: José y María.

Janeth Monroy

Querida Hermana Josefina:

Quiero compartir contigo algo de nuestro ENCUENTRO en Colombia, donde hemos podido comprobar, evidenciar, tener certezas y confirmaciones; todo ello ha permitido fortalecer nuestra confianza en la opción tomada y en la búsqueda de la voluntad de Dios.

El Espíritu Santo, que ha sido nuestro compañero, nos ha facilitado afirmar, que la opción que hicimos hace algunos años, fue y sigue estando colmada de amor; que nuestras horas de trabajo contemplativo, en nuestros lugares de trabajo encarnado, sigue latiendo, sigue vivo y presente en los lugares donde cada josefina, hoy, seguimos entregando la vida.

Me he vuelto a sentir invitada a vivir la vida como don, y a agradecer su dimensión de gratuidad, siendo co-creadora, responsable de mí misma, en libertad, reconociendo la dignidad de los demás que, igualmente, son llamados con las mismas posibilidades. Me he preguntado muchas veces, durante mi caminar, ¿es Jesús Artesano de Nazaret mi DON gratuito, y le he respondido y agradecido, ese DON? Me he preguntado, también, ¿Soy yo un don gratuito para los demás?

El ENCUENTRO me (nos) ha permitido crecer más, descubrirnos más; ha significado no solo reconocernos y amar más nuestra vida, sino también que amamos la vida del otro y nos solidarizamos, reconociendo que la opción hecha hace algunos años, nos comprueba que hemos seguido tejiendo en el TELAR JOSEFINO, y somos, nuevamente, llamadas a vivir la contemplación en medio de los desafíos actuales de Mundo Trabajador Pobres especialmente de la mujer. Vivir hoy el Carisma es vivir con el Dios de Jesús de Nazaret, Padre y Madre que nos hace hermanos, construyendo entre nosotros un mundo más humano, fraterno, solidario, descubriendo a Dios, en lo cotidiano de la vida…

El Encuentro ha sido una experiencia cargada de muchas emociones, por ello me sigo invitando a mantener vivo el ENCUENTRO, desde un compromiso personal, pero también, invitando a cada una de ustedes a «hacer de nuestro lugar de trabajo, una prenda de amor y un tributo de alabanza», compartiendo lo que somos y tenemos en beneficio del Mundo del Trabajo y haciendo juntas lo que solas no podemos.
Un saludo fraterno para cada una.

Amparo Medina

Querida Congregación:

Ingresé a ti un poco tarde pero con la gran certeza y convicción de que tu Carisma y Espiritualidad eran lo que yo quería vivir. Quizá he tenido momentos o tiempos de desilusión por la dureza del trayecto y las contradicciones que, «según yo», encuentro, pero esto hoy lo veo como parte del moldeo del yo.

La certeza y convicción siguen intactas, lo bueno que Dios me ha dado a través de ti es mucho, empezando por mis hermanas y luego el trabajo con la mujer pobre, y sentir que, Jesús Obrero que nos convocó, viaja y está siempre en medio de nosotras.

Querida Congregación, te vemos disminuida, pareciera que el futuro es muy incierto; a quienes te formamos se nos acaban las fuerzas y nos desalentamos muchas veces, pero cuando, como en este tiempo de encuentro, nos detenemos a ver la vida que has sembrado, se renueva la esperanza de que nazcan los renuevos.

Nosotras somos de Dios, lo mismo que el Carisma y todos los proyectos congregacionales, por eso, en sus manos, nos colocamos para que Él actúe a través de cada una, de cada comunidad, porque bien sabemos que a Él le encanta hacer surgir la vida donde parece que hay esterilidad o sequedad. Hoy, que removemos las cenizas, vemos que las brasas están vivas y rojas. Con esta certeza yo me enfilo al lado de mis hermanas para hacer lo que nos toca aquí y ahora. Te amo querida Congregación.

Bertha Gil

Querida Congregación:

¡Gracias por acogerme! ¿Hoy somos pocas?… Hoy somos invitadas, de nuevo, al amor primero, como semilla pequeña, sin grandezas, sin brillo… Invitadas a Nazaret del mundo de hoy; a hacer comunidad con las Hermanas que el Señor escogió para mí; a hermanar la oración con el trabajo para que Cristo sea alabado… Soy invitada, sí, pero no sola, sino con mis Hermanas, con mis compañeros de trabajo, con otros laicos, niños, jóvenes…, en la rutina del día a día, con mi pobreza… Nuestra Congregación tiene mucha vida. ¡Somos mujeres de buena voluntad!
Miramos el futuro con esperanza…, en lo pequeño, con los pequeños, trabajando con amor…

Lúcia Helena Pereira

Quiero agradecer a Dios, a la Congregación y a mi comunidad por la oportunidad que me brindaron para participar en este encuentro que realizamos en Bogotá, Colombia, donde hemos retomado en muestras manos la historia personal y congregacional. nuestro caminar diario por el mundo donde se encuentra sembrado el Carisma que recibió nuestro fundador y quienes han seguido sus pasos, nuestras primeras hermanas. La tarea es ardua. El camino hay que seguir construyéndolo. A veces, es necesario detenerse para contemplar lo recorrido, rezarlo y retomarlo, seguir adelante luchando por alcanzar la santidad, a la que el padre Butiñá tanto nos anima.

Elena Sosa

¿Cómo te pagare señor todo el bien que me has hecho? Gracias Señor, Dios de la vida, por todas las cosas buenas que nos has regalado cada día en este encuentro. Escucho, una vez más esta pregunta: ¿»Estas contenta de servir al SEÑOR Jesús en el Taller», en medio del mundo trabajador pobre, especialmente con la mujer trabajadora? SÍ, y ahora he encontrado mucha riqueza en mi Congregación, vale la pena seguir apostando la vida. Buscando y encontrando la Perla preciosa por la cual se hace lo que sea por ser felices en el trabajo de cada día. Con las personas cercanas, Hermanas de comunidad, con ánimo y poniendo todo lo que esta de nuestra parte. Así como lo hizo el Padre Butiñá. Siendo esperanza desde las pequeñas cosas de la vida.

Me ha enriquecido el encuentro con las hermanas de otros países como África, Brasil, Paraguay, Argentina, México, Colombia, Guatemala con diferentes realidades pero siguiendo al mismo Jesús de Nazaret. Los Ejercicios Espirituales han sido muy ricos junto con los ratos de oración personal y comunitaria, me animan a continuar en este camino.
También agradezco la presencia de Hna. Milagros, Sierva de San José, quien nos compartió su experiencia de la vida diaria a la luz del Carisma.
Todo me invita a vivir con mucha esperanza. Retomar los orígenes de nuestra congregación, una gran riqueza. También lo es ver cómo nacieron nuestras comunidades y recordar a nuestro querido Padre Butiñá y a nuestras hermanas que siempre dijeron sí y estuvieron atentas a la voz de Dios.

A todas las invito a caminar con mucha ESPERANZA Y ALEGRÍA. DANDO VIDA A CADA UNA DE NUESTRAS COMUNIDADES COMO CONGREGACIÓN QUE SOMOS.

Guadalupe Hernández