Talleres de Nazaret en salida

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El domingo 20 de enero, con motivo del Día Internacional de las Migraciones, nuestro Taller de Nazaret de Pulpí, prepara y anima la Eucaristía de nuestra Parroquia, con el deseo de tender un puente de acogida y afecto hacia los numerosos migrantes que llegan y se establecen en Pulpí, en busca de trabajo y de una vida mejor, para sí mismos y para sus familias que, en muchos casos, quedaron en sus países de origen.

Un gesto, que venimos repitiendo desde hace años, consiste en regalar a todos los asistentes a la Eucaristía, una vela, para que las personas migrantes puedan acercarse al altar con sus intenciones. Durante la celebración, encendemos su vela, para rezar con ellos. Después la recogen para llevarla a su casa y tener un recuerdo de dicha petición

Estamos todas muy contentas de poder realizar este pequeño gesto de acercamiento a nuestros hermanos trabajadores, que vienen a nuestro pueblo a trabajar en el campo, en los invernaderos, en almacenes de frutas y hortalizas, para, con mucho esfuerzo, sacar a sus familias adelante y poder enviar parte de su salario a los que no están con ellos.

Forman parte de nuestro Taller tres mujeres inmigrantes, procedentes de Ecuador, Colombia y Bolivia. Sus nombres son Miriam, Ángela y Yaquelín. Estas dos últimas llevan poco tiempo con nosotras, pero ya se las percibe enamoradas de Nazaret, de nuestro carisma y, sobre todo, agradecidas y contentas por haber conocido al Padre Butiña.

Vicky, coordinadora del Taller de Pulpí

¡Hola! La verdad es que fue una jornada muy bonita. Miriam y Vicky, que hicieron la invitación a las personas migrantes y la presentación de lo que son los Talleres de Nazaret, estuvieron más que bien. Yo me sentía muy contenta. Era un día de lindos recuerdos y mucho significado para mí. La bienvenida y el recibimiento de Vicky, en la puerta de la parroquia, ha dejado en muchas personas una gratísima sensación. Su sonrisa es tan cálida que muchos pensaron que ella era la hermana que nos acompañaba… Y ciertamente, es una hermana para todos nosotros.

Muchas gracias a todas y, sobre todo, gracias a Dios por pertenecer a una familia tan hermosa.

Ángela

Mi experiencia fue fabulosa, sobre todo por sentir que estábamos juntos en oración y apoyándonos. ¡Fue para vivirlo! Hubo mucha participación de inmigrantes y procuramos cuidar que se sintieran bien acogidos.

Al principio, hace como tres años, yo no vivía esta celebración de la misma manera. Pensaba que era una llamada que sentían algunas personas del grupo, como yo me podía sentir más inclinada a visitar enfermos. No obstante, me parecía importante hacer acto de presencia, con el resto del grupo, y ahí estaba. Pero, la verdad es que, poco a poco, empecé a ver algo diferente. Los rostros de los inmigrantes me fueron ganando el corazón. Los veía allí, tan sencillos, tan sinceros en su vivencia de la fe, muchos de ellos con las manos gastadas en el campo…

Este año, fue la homilía del sacerdote fue muy oportuna, haciendo alusión a cómo, a veces, ellos, como migrantes, se sienten muy solos y con muchas dificultades. Un muchacho ecuatoriano, a mi lado, asentía. Me sentí conmovida, con deseos de invitarle a mi casa.

Esta celebración también nos ayuda a darnos a conocer y de este modo se han ido agregando algunas personas al grupo. Tengo la intuición de que este año va a dar un fruto especial. Percibí un interés especial por parte de algunas mujeres que nos preguntaron por el Taller. Y creo que en todo esto, ellas mismas pueden hacer un bien enorme entre los suyos.

Al final, la experiencia es que recibimos de ellos mucho más que lo que nosotras podemos ofrecer. El Señor nos irá mostrando el camino.

Juanita