Testimonio sobre Butinyà de sus familiares

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Testimonio de la Familia Butinyà pronunciado en el acto de clausura de la fase diocesana de la causa de beatificación y canonización del P. Butinyà.

Francisco Xavier Butinyà ingresó en la Compañía de Jesús a los veinte años de edad, el día de San Martiriá, el 24 de octubre de 1854. Abandonaba los estudios que realizaba en Girona, su participación como “hereu” en la actividad industrial de tejer lino y cáñamo y se alejaba definitivamente de su familia, a la que estaba tan integrado.

Ya separado de Banyoles, continuó vinculado a la familia de una manera muy natural en su conducta, aunque en aquella época, en la vida religiosa, el afecto a la familia se consideraba un obstáculo mundano. Él no lo vio así, tal como lo pone de manifiesto su importante y extenso intercambio epistolar con la familia, así como en las visitas que, con autorización de sus superiores, pudo hacer o recibir de sus familiares. Seguramente lo consideró una forma de apostolado y así lo practicó. La estima del P. Butinyà para con la familia es fuerte y constante y queda reflejada en la correspondencia que mantiene especialmente con su padre Salvador, con su cuñada Dolors y con su sobrino Martirià.

Dolors Oller i Coll es la persona que mejor representa a la familia en su relación con el P. Butinyà. Casada a la edad de 17 años con Juan Butinyà Hospital, el hermano de Francisco Butinyà que le seguía en edad y que, por lo tanto, le sustituyó como “hereu” en el negocio, enviudó a los 21 años por la repentina muerte de su marido Juan, hermano del P. Butiñá.

Tuvo que hacerse cargo de los suegros, de dos hijos muy pequeños y de la industria familiar, para la que no estaba preparada. Dos años después, con la muerte de su suegra Teresa, tuvo que cuidar de Salvador, padre del P. Butinyà hasta su muerte. Es a ella, necesitada de ayuda espiritual y orientación, a quien se dirige prioritariamente el P. Butinyà en sus valiosas cartas a la familia. El hecho de que primero Dolors Oller y luego su hijo, Martirià Butinyà, entendieran y valoraran su contenido les llevó a conservar esta importante correspondencia, que comprende desde el momento de su ingreso en la Compañía de Jesús hasta su muerte. Estos documentos han permitido conocer mejor al P. Butinyà, su fe, su compromiso, su amor a Dios, incluso la trayectoria apostólica que se sigue en sus relatos, pero también su entrañable estima y preocupación por los problemas familiares.

En una constante comunión familiar, transmite bondad, ofrece ayuda, aconseja, orienta, promueve la oración, recomienda la caridad y las lecturas piadosas, la práctica regular de los sacramentos, a la vez que da consuelo y acompaña en todo momento. En sus cartas lo vemos preocupado por su padre, por su cuñada Dolors, por sus hermanos y sobrinos con cuestiones importantes y también en pequeños detalles. Gracias a esta solicitud, consiguió ser el guía espiritual y humano que orientó la vida de sus familiares, a los que trató de llevar por el camino de la fe y el amor fraternal como sólido vínculo que une.

Tras su traspaso, en 1899, ha continuado siendo para la familia referencia y guía espiritual, lo que ha permitido que su mensaje se haya transmitido a las generaciones sucesivas. Su fotografía se encuentra en nuestros hogares dando testimonio, con su presencia, de su vida. De padres a hijos se ha transmitido la costumbre de invocar su intercesión en nuestras oraciones. El testimonio escrito que nos dejó ha sido leído y querido por la familia como forma de mantener viva su presencia y designios.

Ahora, todos aquellos que hemos seguido su obra y carisma, esperan con ilusión el reconocimiento, por parte de la Iglesia, de la fama de santidad del servidor del Señor Francisco Xavier Butinyà i Hospital.

Banyoles, 19 de marzo de 2019

Este es uno de los varios testimonios que en el acto de clausura pudimos escuchar. Fue una celebración entrañable y profunda. En los próximos días, en cuanto tengamos más información, seguiremos publicando más entradas. Deseamos que todos podamos participar lo más posible de la alegría de este paso tan importante.