Vivir la Pascua en primera persona

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En la celebración de Pascua de este año 2019, teníamos un deseo: que los jóvenes pudieran «entrar» en la experiencia del Evangelio y vivirla en primera persona. ¿Qué queremos decir con esto? Algo que aprendemos de Ignacio de Loyola: situarnos ante la escena evangélica y ver lo que hacen, oír lo que dicen, sentir lo que sienten… De alguna manera, se trataba de dejarnos «impactar» por la persona de Jesús, por su modo de vivir y de entregar la vida, tal como los primeros testigos- Pedro, Santiago, Andrés, María Magdalena… – fueron impactados.

Desde el Jueves Santo al Domingo de Resurrección se sucedieron muchos momentos intensos de encuentro, reflexión, oración… Pusimos los medios para recrear el Cenáculo, el Monte de los Olivos, el Juicio, la Cruz y el Sepulcro vacío… La aventura alternaba la experiencia personal y las resonancias en el grupo. Destacamos el acompañamiento de Shego, jesuita, al que agradecemos su cercanía, su disponibilidad, su capacidad para transmitir el mensaje evangélico con verdadera pasión.

Damos paso a la palabra de los jóvenes participantes. Ellos y ellas nos cuentan lo que ha significado esta Pascua en sus vidas. Gracias a ellos… a sus monitores… a todos por hacerlo posible. Gracias a todas las comunidades y laicos que nos habéis acompañado con vuestra oración.

¿Que cómo ha sido mi experiencia en Pascua? Esa es una pregunta que si hubiera sido dirigida a cualquier otro lado podría contestar con un simple adjetivo como: bien, mal o regular, pero Hoyo de Manzanares nunca ha sido un lugar cualquiera.

Mi experiencia en Pascua no se puede describir con palabras, han sido tantas emociones juntas que es indescriptible. Ha sido mi primera Pascua pero no la primera vez que iba a Hoyo.

Como siempre, tanto en Pascua como Colonias, los monitores y hermanas me sorprenden y me dejan sin palabras con las vivencias que nos tienen preparadas. Para mí, esta Pascua ha sido como la energía que me faltaba en mi día a día, ha sido como un filtro donde he podido dejar todo lo malo y poder ser una nueva persona llena de vida. Me ha servido para darme cuenta de las cosas que no aprecio en mi día a día, y eso se lo debo a Shego, que me ha cambiado por completo la forma de mirar la vida y
apreciar cada momento que nos regala Dios. Yo, en principio, iba sin esperar nada y acabé encontrándome a mí misma.

Tampoco me puedo olvidar de todas las personas que han participado en esta Pascua. Han sido maravillosos, les he tomado un cariño inmenso porque todos tienen un corazón que no les cabe en el pecho. Ha sido uno de los grupos en que más «buen rollo» había, no había día que no nos abrazáramos.
También lloramos mucho, pero, como dije antes, Pascua es el filtro donde soltamos nuestros dolores más profundos para continuar viviendo.
¿Volvería a repetir? Todas las veces que pueda mientras viva. ¿Se lo recomiendo a las demás personas que nunca hayan venido? Obviamente, aquí vais a aprender cosas esenciales que os cambiarán a mejor.
Dicen que dónde fuiste tan feliz siempre regresarás, pues yo siempre voy a querer regresar a Pascua♥
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María Tejero (Jerez de la Frontera)

Bueno, era mi primera vez en pascua y la experiencia ha sido un «flipe». Las personas, los monitores, las hermanas, Shego … en fin todo el mundo me ha acogido como si llevara allí toda mi vida, todo el mundo es genial allí. Cada persona que he conocido allí tiene una historia diferente. Las actividades han sido maravillosas y el desierto me ha encantado. 

Para mí lo más emotivo fue la primera noche, lloré y yo no sabía que iba a llorar la verdad. Fue un impacto de primeras, pero llorar también es bueno y más cuando te sientes rodeado de personas que pueden estar pasando algo igual o peor a ti.

La historia de la vida de Shego, plagada de dificultades y como ha salido adelante es brutal, la capacidad que tiene para luchar es increíble. Las misas muy bonitas, cada día algo diferente, nada repetitivas.

Y el festival aleluya que yo creo que se hace para divertirnos y que sepamos también trabajar y formarnos en grupo siempre con una sonrisa. En definitiva, todo y todos son maravillosos.

Javi (Jerez de la Frontera)

Es la primera vez que hago esto y no sé por dónde empezar. Llevo dos Pascuas y dos Colonias en Hoyo, de momento, y no pienso dejar de ir a este mágico lugar. Sí. La palabra es «magico».

Hoyo es un lugar que no ha cambiado desde la última vez que fui y que no cambiará, porque tiene esencia propia, que hace en muchos jóvenes, entre los que me incluyo, puedan engancharse en esta aventura a la que llamamos fe.

Yo, personalmente, como todo cristiano, tengo épocas de crisis, en las que me cuesta creer en Dios. Me acuerdo de una experiencia que me ha llevado a seguir participando en Hoyo. Fue en la primera Pascua a la que fui, la de 2018. Había pasado por una crisis de fe, y en el tiempo de desierto me pregunté: ¿cómo puede existir Dios si cada dia mueren millones de personas? Y, movido por la situación pensé y le dije a Dios: «Dios, ¿existes?» Acto seguido tuvo lugar una helada brisa que me golpeó de pies a cabeza. Me acuerdo que era un día frío, muy frío, y cuando sentí esa bocanada de aire, justo después de llamar a Dios, supe que me equivocaba pensando que Dios no existía.

Este hecho y muchos otros más, han hecho que aun siga teniendo ganas de ir a Hoyo, ganas de aumentar mi fe en Dios, ganas de entablar y fortalecer amistades, ganas de pasármelo bien con gente a la que admiro, aprecio y quiero, porque Hoyo es un lugar definido con la palabra FAMILIA, una familia cristiana, una iglesia divertida,  que te cambia interiormente y te hace mejor persona.

Por eso decido seguir viajando a Hoyo, porque siempre es bueno conocerse  uno mismo para poder conocer a los demas, y porque Dios es un apoyo moral en el que puedes confiar. Eso es lo que hace Hoyo: transformar a las personas que disfrutan de esta experiencia.

En conclusion, yo sin ninguna duda recomendaría Hoyo tanto a aquellas personas que están sufriendo, como a aquellas que quieren conocer a gente nueva y crecer en su fe. En definitiva, es una experiencia única que no puedes dejar escapar

Álvaro (Pamplona)

Una pila, una batería, una recarga, una palmada en la espalda, un abrazo, una mirada, una persona, una experiencia, un sentimiento… Estas son muchas formas de describir Hoyo y la Pascua que se desarrolla allí. Hoyo no es un lugar, Hoyo es un modo de sentir, una experiencia que une a 30 chavales en un objetivo: conocerse más a sí mismos y mejorarse como personas.  Para mí Hoyo es un lugar de reflexión, un lugar al que voy a autocriticarme, a buscar dentro de mí las experiencias, pensamientos… que sean nocivos para mí o para la gente a mi alrededor. Hoyo, también, he de decir que es un lugar de alegría, es un lugar en el que retomo fuerzas para la vida diaria, para afrontarla con optimismo y esperanza.

Hoyo te marca, Hoyo tiene nombres y apellidos, Hoyo son las personas que te encuentras, esas personas que te escuchan, a las que tu escuchas y que te enseñan que el mundo tiene muchas caras. Hoyo podría compararse con un hogar al que siempre aspiras volver, porque te ha enseñado tantas cosas que jamás podrás agradecerlo suficiente.

Solo puedo decir una cosa y es GRACIAS, gracias a las hermanas, gracias a los monitores y, por último, gracias a los chicos y chicas, porque ellos son y serán quienes dan vida a Hoyo. GRACIAS.

Ismael (Pamplona)

Esta Pascua ha sido diferente. Éramos poquitos pero las experiencias vividas han sido muchas. Aún echando de menos a gente que no había podido venir, hemos vivido cinco días intensos y bonitos en una pequeña familia.

Cada vez que voy a Hoyo, me encuentro con un viaje nuevo que se abre a risas, lágrimas, reflexiones, pensamientos, amigos, actividades nuevas… Gracias a toda la gente que somos, a las hermanas y a los monitores, todo es especial, todo se vive más desde dentro, conocemos mejor a Jesús y nos conocemos mejor a nosotros.

Pascua es ese momento de encuentro y desconexión que buscas durante todo el año, y siempre llega en el mejor momento. Lo único que puedo decir es que volvería a repetirla una y mil veces.

Lucía (Zaragoza)

Esta era mi primera Pascua y al principio iba con un poco de miedo por no saber cómo iba a ser la experiencia, la gente, la acogida… Una vez allí me quedé super sorprendida de como fue todo, todo el mundo es increíble (monitores incluidos) y te integran como si te conocieran de siempre. Las actividades y sobre todo el ambiente que había allí era mágico, como profundizas tanto en ti misma y como puedes darte cuenta de tantas cosas… era impactante. También te conectas mucho más a Dios y te hacía replantearte tu fe de una forma muy positiva. Los días se me pasaron volando y, sin darme cuenta, ya nos íbamos, aunque yo me habría quedado mucho más. En resumen, me ha gustado mucho y me arrepiento de no haber ido antes.

Carla (Zaragoza)

Este ha sido el tercer año que celebró la Pascua en Hoyo de Manzanares. Y otro año ha vuelto a ser una experiencia maravillosa.  Y una de las cosas que más me impacta es que a pesar de no ser mi primer año, y de haber estado más veces allí, nunca deja de sorprenderme.

Por mucho que hayas ido mil veces siempre descubrirás algo nuevo sobre ti, sobre tu fe o sobre los demás, nuevos momentos y lugares que no conocías en cada rinconcito de esa finca y seguirás conociendo a cada persona que tienes alrededor.

Gracias por esta experiencia, yo personalmente se la recomendaría a todo el mundo que tuviera la oportunidad y gracias también por cada persona, cada momento, cada emoción… ya que me ha hecho seguir creciendo, descubriéndome, formándome.

Celia (Zaragoza)

Esta Pascua ha sido una de las mejores de las tres que he vivido. Éramos pocos la verdad, pero eso ha sido la clave para conseguir tan gran vínculo. Y es que siempre diré que ese lugar, la finca de Hoyo, siendo muchos o pocos días es mágicos y te cambia, te hace reflexionar sobre todo aquello que en tu ciudad de origen evitas pensar o que no le ves tanta importancia, creas lazos de amistad que, a pesar de los km, están a tu lado y, además, te hace ver la vida de Jesús desde otra perspectiva. Siempre diré que nadie se debe de perder esta experiencia ya que es única e inigualable.

Jara (Zaragoza)

Esta Pascua ha sido genial, aunque hemos sido pocos nos ha unido más a todos y nos hemos podido soltar y ganar más confianza unos con otros. Para mí ha sido una experiencia inolvidable y ojalá que nadie pierda una oportunidad de convivir como lo hacemos nosotros.

Rafa (Zaragoza)

Ir a esta Pascua ha sido una experiencia genial y gratificante que me ha ayudado mucho a conocerme mejor, a saber quién me quiere realmente y a valorar lo que tengo. Si tienes oportunidad de ir te recomiendo que asistas.

Clara (Zaragoza)

Me gusta mucho pasar tiempo en Hoyo porque es mágico, hay una esencia que la formamos todos, desde los monitores hasta nosotros, los jóvenes que vamos, que no sé explicar, pero que es increíble.

Julia (Zaragoza)


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