San José, modelo de amor familiar

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Tercer día: San José, modelo de amor familiar.

Motivación inicial: En este tercer día, miramos a la Familia de Nazaret y rezamos por todas nuestras familias, que sepamos vivir unidos y seamos capaces de acogernos y perdonarnos siempre.

Palabra de Dios: Mt 2, 13 -23

Después de la muerte de Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: “Levántate, toma contigo al niño y a su madre y regresa a la tierra de Israel, porque ya han muerto los que querían matar al niño”. José se levantó, tomó al niño y a su madre, y volvieron a la tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao  gobernaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Conforme a un aviso que recibió en sueños, se dirigió a la provincia de Galilea y se fue a vivir a un pueblo llamado Nazaret”.

Comentario a la Palabra:

Después del tiempo de exilio, José nos muestra el camino a Nazaret. Durante muchos años, José y María son la referencia de vida para Jesús. Jesús aprende de ellos en el silencio y la humildad de una aldea pequeña y escondida. Si José y María oran, Jesús ora con ellos. Si José y María conversan, Jesús participa con ellos. Si José trabaja, Jesús trabaja con él. Si José recorre las calles de Nazaret, Jesús está con él. En la mesa familiar, en el taller, Jesús tiene su lugar: el lugar preferente que, con inmenso cariño, le otorgan María y José.

Así lo describe Francisco Butiñá:

“¡Imagínate que nuevo esplendor recibirían todas estas perfecciones con el continuo trato de José con Jesús y María!  ¿No te parece que cuando abrazara a Jesús recién nacido, cuando lo llevara en brazos huyendo a Egipto, cuando le enseñara a serrar en el taller, sentiría su corazón encendido en amor de Dios?”  (Les Migdiades del mes de maig).

Cuando se reconoce la importancia de los padres en el crecimiento de los hijos, no es posible sino agradecer maravillado la grandeza de esta misión.

San José, es con tu palabra, que tú despiertas la palabra de Jesús y él te responde como un hijo a su padre. Es escuchándote, como él estructura su pensamiento. Es en tu escuela, José, como Jesús forma su voluntad. Es viviendo contigo y con María, como él canaliza su afectividad. Es en diálogo contigo y con María como él orienta su imaginación, sus deseos, sus sueños… Es bajo tu mirada y tu palabra como él crece en la confianza que le hace un hombre auténtico.

San José, tú sabes qué importantes son para nosotros las relaciones de familia y cómo, a veces, nos hieren los problemas o incomprensiones que se dan en el seno de nuestras familias. Ayúdanos a curar todas esas heridas que nos impiden llegar a la plena madurez. Que tu mirada, llena de bondad, y tu palabra modulada de dulce firmeza, nos llenen de esperanza y nos liberen para la misión que el Señor nos ha confiado. Que a través de tu bienaventurada paternidad, aprendamos a ser un rayo de sol en la vida de cada uno de los miembros de nuestras familias, para llevar el calor, la alegría, el apoyo, la bondad y la fortaleza para vivir juntos y construir una sociedad mejor.

Para reflexionar y compartir:

  • ¿Qué es lo que puedo aportar a mi familia para hacer de ella un hogar como el de José?

 Oremos:

Como San José, podemos imaginarnos en una convivencia con Jesús, desde la primera hora del día hasta la noche. Podemos invitarle a nuestro trabajo y a nuestro reposo. Podemos ofrecerle nuestros pensamientos, afectos y palabras. Podemos vivir cada momento de nuestra marcha cotidiana en su presencia.

San José, ayúdanos a ofrecer a Jesús toda nuestra vida, nuestras alegrías y nuestras pruebas. Te pedimos por todos aquellos que, en medio de las dificultades, se dejan abatir. Dales la fortaleza que necesitan y el don de vivir con serenidad y alegría en medio del dolor.

San José, protector de la familia, ayúdanos a comprender el sentido de la paternidad verdadera, ayúdanos a educar a nuestros niños en la fe, en la caridad y en el respeto profundo a todo aquello que viene de Dios.

San José, modelo para nuestras familias, da a nuestros hijos una visión del mundo que les comprometa a seguir a Jesús en el camino de la vida.