Días de oración
en los Talleres de Nazaret
«Cabría decir que el cristiano del futuro o será un ‘místico’, es decir, una persona que ha ‘experimentado’ algo o no será cristiano. Porque la espiritualidad del futuro no se apoyará ya en una convicción unánime, evidente y pública, ni en un ambiente religioso generalizado, previos a la experiencia y a la decisión personales».
El autor de este párrafo es Karl Rahner (1904 – 1984) y el futuro al que se refiere es hoy. Hoy es el tiempo de las opciones personales en el campo de la fe. Hoy, más que nunca, necesitamos una mística. Necesitamos comprender y cultivar aquello que pasa en nuestra interioridad, como manifestación de la Presencia que nos traspasa.
Y lo mejor sería que todo esto ocurriera en la vida cotidiana; que la mística no sea actividad reservada a momento, circunstancias o sujetos excepcionales. Que la mística esté al alcance “nuestro”, que podamos vivirla en medio de las cosas de cada día, y que no por eso sea menos mística.
Una “mística de la vida cotidiana”, de la que nuestro Fundador, el P. Francisco Butiñá, sin duda, tiene experiencia e intenta compartir por todos los medios posibles. Mística de la vida cotidiana que nos transmite cuando nos enseña a contemplar Nazaret, a hermanar oración y trabajo o que es posible alcanzar la santidad aun en ocupaciones humildes.
Francisco Butiñá quiso ser jesuita, compañero de Jesús, y por ello tuvo que formarse en la escuela de los Ejercicios Espirituales que San Ignacio de Loyola escribió, como fruto de su misma experiencia, para ayudar a otros en el camino de buscar y hallar la voluntad de Dios. Y de nuevo, los Ejercicios, que nos ayudan a crecer en el conocimiento de Jesús, nuestro Señor, ¡cómo nos devuelven a la vida cotidiana, con unos ojos distintos, con un corazón y unas manos más dispuestas!
Contamos, pues, con la mano de estos dos maestros, dos testigos: Ignacio de Loyola y Francisco Butiñá, con siglos de distancia pero movidos por el mismo deseo de seguir a Jesús en la vida concreta.
Y aquí estamos nosotros… con nuestros propios deseos… queriendo vivir a fondo, de corazón… Queriendo convertir nuestra vida cotidiana en lugar de ENCUENTRO.