LA MISIÓN

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«Al ver a la gente, sintió compasión de ellos, porque estaban cansados y desorientados como ovejas sin pastor. «

Mt 9, 36

Petición

Pedimos conocimiento interno del Señor, que por mí sale en misión, para que más le ame y le siga.

 

La misión de Jesús

Cuando Jesús propone una misión, no se trata tanto de cosas que hacer, sino de un estilo de hacer las cosas, un modo de proceder. Ser fieles a la misión es ser fieles a un estilo. Contemplar el modo de proceder de Jesús y de nuestros fundadores nos ayuda a situarnos bien en la misión a la que, cada uno, hemos sido llamados.

El “modo” de Jesús se caracteriza por:

  • Cercanía. El estilo de Jesús es la cercanía, la proximidad. Se ve reflejado en la escena de la curación de un sordomudo (Mc 7, 31-37). Jesús se acerca, lo toca… Podemos imaginarlo abajándose para llegar al enfermo. Esa cercanía nos pide algo y es contemplar al otro antes de actuar. Hay que mirar, escuchar, fijarse en los detalles, mirar lo que necesita… Ese contemplar, mirar y escuchar es respetar la dignidad de la persona. Estar convencido de la dignidad del otro nos dispone a acercarnos de un modo respetuoso. La primera condición del servicio es la escucha del otro.

 

  • Gratuidad. Jesús atiende a las personas gratuitamente, sin condiciones. Las personas que se benefician de sus curaciones, no son obligadas a nada. Jesús las deja completamente libres: “Hija tu fe te ha salvado, vete en paz”. En la misión, no podemos cobrar facturas, ni efectivas, ni afectivas. Se puede pretender cobrar de muchos modos: pidiendo agradecimiento, dependencia, fidelidad, o reprochando a los otros por sus fallos. La gratuidad nace de la conciencia de que ya hemos recibido mucho, de que ya se nos ha dado mucho por anticipado. La gratuidad se traduce por permanencia y perseverancia cuando me siento fracasado y cansado, ya que la misión es más importante que mi sentimiento. Puedo permanecer porque estoy, no para sentirme bien, sino para ayudar a los demás.

 

  • Humildad. La parábola de la semilla (Mc 4, 16-32) significa que Dios respeta procesos. Nosotros quisiéramos ver ya los resultados y constatar que nuestro esfuerzo sirve para algo. Pero la salvación no depende de nosotros, que somos simples y pobres instrumentos. Esta humildad nos hace libres y respetuosos con la libertad del otro.

 

  • Compasión. El Evangelio utiliza una palabra griega que significa “conmoverse en las entrañas” para describir el movimiento interior de Jesús cuando veía a las multitudes desorientadas (Mt 9,36), o al joven atacado por un espíritu inmundo (Mc 9,22), o la viuda que perdía a su único hijo (Lc 7,13). Las entrañas de Cristo se conmueven ante el sufrimiento humano. Y actúa por su salvación.

 

Para la oración:

Hoy, en nuestra oración, podemos imaginar que Jesús se despide de su madre y sale a los caminos de Galilea, porque llega un momento en que ya no puede quedarse en Nazaret, en su tarea de siempre, sino que ha de salir a compartir la experiencia de Dios que lleva en su corazón. Para ello, mantendrá, a lo largo de toda su vida pública, un estilo propio, el mismo que aprendió en Nazaret: el de la cercanía, la gratuidad, la humildad y la compasión…

Contempla el modo de ser y actuar de Jesús. Después, en diálogo con Él, revisa tu modo de estar en la misión.

A ratos, durante el día, piensa en el ejemplo del P. Butiñá, que será recordado como “misionero infatigable de la viña del Señor”, que desarrolló una gran actividad en numerosos pueblos y ciudades, escribió muchísimo, destacó como predicador… Pero piensa también que hoy lo recordamos por sus gestos sencillos, como por ejemplo, por salir al encuentro de las trabajadoras e invitarlas a rezar el mes de mayo antes de comenzar su jornada en la fábrica, o sentarse con las hermanas a enseñarles el manejo de las máquinas. Los grandes misioneros son así: capaces de grandes cosas, pero cuidadosos de los pequeños detalles.

APLICANDO SENTIDOS
 
Señor, déjame ir contigo
sólo quiero caminar
detrás, pisar donde pisas
mezclarme entre tus amigos.
Recorrer esas aldeas
que habitan los olvidados
los que no recuerda nadie
ver como los recuperas.
Quiero escuchar tu palabra
simple y preñada de Dios
que aunque a muchos incomode
a tanta gente nos sana.
Quiero sentarme a tu mesa
comer del pan compartido
que con tus manos repartes
a todos los que se acercan.
Y un día tocar tu manto
como esa pobre mujer
suave, sin que tú lo notes
arrancarte algún milagro.
Esa que todos marginan
se atreve a abrazar tus pies
y derrama su perfume
porque en ti se ve querida.
Que de tanto ir junto a ti
pueda conocerte más,
tú seas mi único amor
y te siga hasta morir.
 
Javi Montes, sj
 

 

Para compartir: 

De este modo de ser de Jesús, ¿qué es lo que más admiras, lo que más te seduce? ¿Cuál es la página del Evangelio que más te atrae? Hoy la podemos compartir en el grupo por medio de un audio. Así, entre todos, reconstruimos el rostro de Jesús, el Nazareno, Hijo de Dios y compañero de todos nuestros caminos.