Señor, Tú me sondeas y me conoces
¡Querida familia Josefina!
Sintiéndome llamada y convocada por un Dios amoroso, compasivo y fiel; amada y encontrada por ese amor primero, quiero compartir con ustedes la alegría de seguir confirmando mi SÍ al seguimiento de Jesús como Hija de San José.
Este momento especial de decir una vez más “yo quiero ser, Señor amado, como el barro en manos del alfarero” -frase que me acompañó para mí profesión temporal y que sigue despertado en mí el deseo de ser moldeada cada día- se convierte, al mismo tiempo, en un constante permanecer en el amor de Cristo desde lo más profundo del corazón
El día 8 de septiembre, que coincidió con la fiesta de la Natividad de la Virgen, hice mi renovación de votos, esta vez por dos años. Fue un día muy bendecido, inspirado y acompañado por el amor maternal de María. Sin duda, ella como buena Madre sigue animándome a vivir la experiencia de encuentro con el Señor y a vivir el FIAT que, como ella, siempre estuvo atenta a la voluntad de Dios.
La Eucaristía fue en la parroquia de San Maximiliano Kolbe, a la que pertenecemos. Estuvo presidida por el padre Daniel Saldarriaga, nuestro párroco, a quien siempre agradecemos su cercanía, acogida y cariño. En la celebración también estuvieron presentes las hermanas Siervas de San José, con quienes siento que vamos teniendo un acercamiento cada vez mayor, también estuvieron algunos religiosos que forman par- te del grupo “Nuevas Generaciones” del que soy parte.
Doy gracias a Dios y a la Congregación por todo lo que me va permitiendo vivir cada día, por la vida del Padre Butiñá, por su testimonio y su celo apostólico, porque su vida es un reflejo de cómo vivir la vocación; por Madre Isabel, nuestras primeras hermanas, por todas las Hermanas, las de ayer y las de hoy, aquellas que han hecho y siguen siendo parte de este caminar, y que cada día intentamos llevar adelante el deseo de Butiñá desde nuestras tareas que llevamos adelante. Como recordaba el Padre en la homilía: “vale la pena responderle al Señor y hacer de la vida, de la vocación, una vida grande, una vida especial”.
Al ir avanzando en la etapa del juniorado, me siento muy contenta de seguir haciendo ca- mino, tejiendo experiencias y aprendizajes en el telar josefino y de seguir caminando con mirada esperanzada, respondiendo así al Señor con el anhelo más profundo de conocerlo y amarlo cada vez más, reconociéndolo y hallándolo en todas las cosas.
Que, como familia josefina, sigamos construyendo una vida dedicada al servicio del Reino. Que cada día sea una oportunidad para que nos dejemos moldear por su amor, y que nuestras vidas sigan siendo testimonio vivo de su presencia. Gracias a todos por sus oraciones y cercanía de distintas maneras. Sigamos avanzando con esperanza y fe, permitiendo que el amor de Dios nos transforme cada día. Que María, nuestra Madre, nos siga guiando en esta entrega y servicio, y que todo lo que sigamos haciendo sea en tu Nombre, Señor.
Hna. Angie fsj