Historias de esperanza

Querámoslo o no, la espera sigue siendo parte de la vida. Porque somos humanos, y por esto mismo capaces de desear y de imaginar. Una combinación poderosa, esta de imaginación y deseo. El deseo nos empuja, nos ilumina, nos hace buscar. Deseamos de muchas maneras, y nuestro anhelo tiene muchos objetivos, materiales o inmateriales, efímeros o duraderos, personales o impersonales…

Como además tenemos imaginación, anticipamos lo que podría ocurrir si esos deseos se cumplen. Y si lo vemos posible, aunque sea difícil, la espera se convierte en esperanza. el reverso de esto es el miedo, cuando tememos lo que puede ocurrir; y lejos de desearlo, quisiéramos evitarlo.

Aunque nos vayamos desacostumbrando a esperar, por aquello de la inmediatez, la espera nunca desaparecerá de nuestras vidas (afortunadamente).

Porque en nuestro horizonte está el futuro. Y el futuro es el tiempo de las promesas, de las posibilidades, de los deseos que aún no han tomado cuerpo.

La Navidad es un tiempo que viene precedido de la espera. el tiempo al que llamamos Adviento es precisamente eso: tiempo de espera y de preparación. Y en la medida en que lo que esperamos es algo que deseamos, es tiempo de esperanza.

José Mª Rodríguez Olaizola

A pesar de tantas dificultades que estamos atravesando, quizás estás viviendo o siendo testigo de alguna historia de esperanza. Es decir, estás viviendo con esperanza, con actitud positiva y confianza algún acontecimiento o hecho particular, o lo estás viendo en otra persona, en alguien próximo, que se está convirtiendo para ti en testigo de esperanza.

¿Qué historia de esperanza podrías compartir?

Durante la tarde, en el grupo de whatsapp  podemos compartir esa historia de esperanza.  Podemos escribirla o grabar un audio. 

Acogemos las historias que unos y otros vamos a compartir y dejamos que todo eso nos vaya ayudando a mirar con más esperanza el futuro. 

Cuando la noche lo empieza a cubrir todo,

cuando el corazón se siente vacío,

cuando las manos no encuentran abrazos,

surge en el horizonte la Estrella de la Esperanza,

pequeña al principio, lejana, inalcanzable,

pero «constante y fiel a su cita»  cada ocaso.

¡Gracias por esta repetida

y ansiada señal de ESPERANZA!