Cristo, hermano nuestro

Tú, Jesús de Nazaret, eres el Hijo de Dios, humano.
Constantemente nos invitas a creer,
a vivir la utopía del hombre y la mujer nuevos.
Creemos que por Ti se verifica la posibilidad
de ser nosotros mismos tu evangelio vivo,
experiencia de tu salvación en la nueva cultura.

Creemos, Señor Jesús,
que en cualquier hora de la historia,
vive la novedad del Reino de Dios
que se acoge en tu Persona y en toda la Creación,
hecha por tu encarnación y misterio redentor,
sacramento de encuentro contigo.

Creemos que Tú eres el Hombre Nuevo,
que nos evangelizas de forma nueva,
en esta nueva cultura, en la sociedad nueva,
organizada a nivel interdependiente y planetario.

Mirarte a ti, acoger tu Palabra, seguir tus pasos,
a través de Nazaret y de los caminos de Galilea a Jerusalén,
y percibir la fuerza de tu Resurrección
nos lleva a conocerte y dejarnos conocer por Ti,
a descubrir tu sensibilidad,
el auténtico perfil que te define, como el enviado del Padre
a pedir que marques y arraigues en nosotras,
los rasgos del hombre y la mujer nuevos.

Te reconocemos, el Hijo de Dios,
Hermano nuestro, siervo, esclavo crucificado,
camino de salvación que libera, Señor de la Vida.
En tu rostro reconocemos los rostros de tantos hermanos
que han hecho y hacen visible y transparente tu rostro,
acercan tu Reino a la vida de los hombres con su palabra y con su vida.

Danos, Señor Jesús, una nueva sensibilidad,
la que manifiestas en tus respuestas.
Como Tú, queremos ser sensibles
a todo lo que acontece al ser humano,
que ninguna realidad nos deje indiferentes.
Como Tú, queremos sentir, acoger, vivir.