Creemos en el Espíritu Santo

Espíritu Santo, Espíritu de Jesús Resucitado,
creemos en Ti, Dador de todo don.

Creemos en Ti, Dador de amistad.
Tú nos enseñas a conocer y a querer a Jesús de Nazaret,
que pasó por el mundo haciéndose Amigo de la gente,
intentándolo incluso con sus enemigos,
compartiendo con sus hermanos de entonces y de ahora (todos nosotros),
la experiencia de un Dios Padre y Amigo de la Vida.

Creemos en Ti, Dador de toda vocación,
que nos invitas a plantearnos en serio el sentido,
el “por quién” y “para quién” de la propia vida,
y a convertir esta pregunta en un confiado diálogo con Dios.

Creemos en Ti, Origen de toda misión,
que nos envías, junto a otros, a explorar y recorrer
caminos de encuentro, diálogo, humanización y servicio,
caminos cotidianos y sencillos
por los que la gente pueda saberse
más “hija” de Dios, “más hermana” de los otros.

Espíritu Santo, Creador de nuestro ser humano,
Dador de nuestros sentidos
que, como ventanas del alma, nos acercan y comunican.

Creemos en Ti, Inspirador de aquella mirada que va más allá de la nuestra,
que nos hace descubrir, en miles de rostros, el rostro de Jesús,
y vernos en sus ojos reflejadas.

Creemos en Ti, Origen de toda escucha, tierra sagrada,
que abres nuestro oído y lo conviertes
en cofre de esperanza, de buenas razones, de palabras gratas,
de cuentos, historias, heridas narradas…

Creemos en Ti, Fundamento de toda palabra que construye, que alienta,
que por amor, denuncia y anuncia, pacifica y canta.

Creemos en Ti que, con discreción pero con tenacidad, nos recuerdas
que no podemos vivir de espaldas al dolor y al sufrimiento.

Y con la misma discreción y mayor tenacidad nos prometes
que lo definitivo es la VIDA y la muerte no tendrá la última palabra.

Espíritu Santo, Espíritu de Jesús Resucitado,
que nos haces capaces de creer y confiar
que la vida es más vida cuanto más se entrega,
que el camino es más auténtico cuanto más se arriesga,
que la mirada llega más lejos cuanto más se comparte.

Creemos en Ti, Dador de todo Carisma,
que nos sitúas ante una página evangélica concreta,
que suavemente nos atraes a Nazaret,
que nos muestras el mundo obrero como tierra de misión,
que nos sumas a una larga cadena de testigos,
que nos colocas en una amplia red
que humildemente recorre el mundo
con el deseo de ALABAR A CRISTO EN EL TRABAJO.

Creemos en Ti, Dador de esa fina delicadeza
que nos hace situarnos desde abajo,
que nos despoja para dejarnos evangelizar,
que nos da una especial sensibilidad para todo lo que ocurre
con las mujeres trabajadoras pobres,
que despierta en nuestro corazón el deseo y la creatividad
para buscar con ellas caminos de vida y Evangelio.

Espíritu Santo, Espíritu de Jesús Resucitado,
creemos en Ti, Dador de toda comunicación,
que provocas en nosotros la fe y nos animas a compartirla,
que nos conviertes en compañeras y compañeros de Emaús,
que nos visitas con el regalo de tu Presencia
en lo cotidiano,
en lo nazareno,
en cada una, en cada uno,
en el camino compartido,
en nuestra Familia Josefina, en nuestra Iglesia…
y en este mundo que sigues mirando
con cariño y ternura,
como Auténtico y Definitivo Amigo de la Vida.

Equipo General de Pastoral FSJ