Acoger la vida con Francisco Butiñá

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El hombre fue criado por Dios; luego, Dios es mi Principio o Creador. En efecto, hace cien años, cincuenta, ¿dónde estaba yo? Ya la tierra estaba cubierta de plantas, ya los pajarillos trinaban las alabanzas del Señor y yo todavía no era nada. Un granito de arena, entonces, valía más que yo.

¿De quién, pues, he recibido el cuerpo y el alma que ahora tengo? ¿He venido al mundo por azar o casualidad? Imposible, que del azar no saldrá nunca una obra tan bien dispuesta y ordenada como el hombre. ¿Lo he recibido todo de mis padres? Tampoco.

¿Quién fue, pues, que me formó en las entrañas de mi madre sino Dios, con poder y sabiduría admirables?

¡Oh buen Dios, ¿quién no os amará? Antes de que nadie pensase en mí, desde toda la eternidad, vos me amabais y teníais decidido ponerme en este mundo. ¿No podíais crear otros que os habrían alabado y servido mejor que yo? Sin duda, y, dejándolos a ellos en el abismo de los posibles, ¡me creó a mí!

Francisco Butiñá, s.j.

Carta a Dolores Oller, 29 de octubre de 1876

 

 

Francisco Butiñá nació en Bañolas, el 16 de abril de 1834. Hoy se cumplen 187 años.

Siempre fue amante de su tierra, de su pueblo. Manifestaba admiración por la belleza del lago de su villa, y no es extraño, dada la increíble belleza de este paraje.

Hoy, podemos sentarnos junto a él, a orillas del lago, para agradecer el regalo de la vida, para admirar la belleza de la vida. A pesar de todas las complejidades e incertidumbres, a pesar de las limitaciones y dificultades que el momento presente impone, la vida es un regalo precioso, que agradecemos con emoción. Y adivinando la mano amorosa del Creador, detrás de cuanto se nos regala, ¿quién no le amará?

Un buen día, Dolors Oller, recibió una preciosa carta de su hermano, el jesuita Francisco. Formaba parte de la serie de cartas en las que le animaba a ser buena, a ser santa. En esta ocasión, Francisco compartía con ella una bella plegaria sobre Dios Creador.

Este texto, una expresión muy personal de Butiñá sobre el Principio y Fundamento ignaciano, nos ayuda en este día a acoger la vida como elección.

Dios elige a Francisco. Francisco elige a Dios y la vida que Dios le presenta. 

Y nosotros, también invitados a elegir la vida, volvemos de nuevo al Origen, al Principio, al Creador… Ante Él, Dios Padre Amoroso, nos sentamos junto al lago de nuestra vida, sea cual sea el lugar geográfico en el que estemos sembrados, y reconocemos que la vida tiene un solo propósito: AMAR Y SERVIR.

 

 

«Cuando con la imaginación contemplaba el pintoresco lago de mi villa…. no podía menos que admirar la grandeza y bondad infinita del Creador que tan bellísima morada frabica…» (La venjança del martre, F. Butiñá)

 


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  1. Que el Padre Butiña en este tiempo de fuerte crisis laboral nos encomendamos al Padre Butiña

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