Alcalá del Valle rinde homenaje a su párroco

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Sin duda ninguna, en muchas Hermanas nuestras, al leer Alcalá del Valle, les ha evocado gratos recuerdos de todo lo vivido y compartido en ese pueblo.

ALCALÁ DEL VALLE, pueblo enclavado en la sierra de Cádiz en la ruta de los pueblos blancos, rodeado de encinas, jaras, olivos,…con viento solano en invierno y en verano, con sus aguas cristalinas de la “Fuente Grande’’. Cobijado bajo el amparo de la Virgen del Valle y el Cristo de la Misericordia, habiendo sido pueblo emigrante, acogen con alegría, apertura y cordialidad a los que vienen de fuera.

Hoy, de una manera especial, quieren agradecer la labor de su Párroco que desde hace 53 años, fue acogido como uno mas del pueblo, aunque venía del otro extremo de España, desde Galicia. Tanto el sacerdote como todos los demás, tenían sumo interés de que las Hermanas asistiesen a esta celebración homenaje, invitándonos con insistencia.

Saltando dificultades que en ese momento tenía la Comunidad para asistir y con la gentileza de nuestro Obispo, don José Rico Pavés, que tuvo la delicadeza de llevarnos en su coche, pudimos hacernos presentes en la Eucaristía. La alegría de Don Pascual y la de todo el pueblo al vernos fue inmensa. Los abrazos y saludos fueron efusivos y abundantes.

La EUCARISTIA DE ACCION DE GRACIAS, celebrada por el Sr. Obispo, acompañado por muchos sacerdotes de los pueblos limítrofes y de otras latitudes, fue muy emotiva. La iglesia estaba bellamente adornada como en las fiestas grandes.

La celebración muy bien preparada y participativa, colaborando Hermandades, Comunidad Neocatecumenal, Carismáticos, Talleres de Nazaret, el coro Rociero compuesto por jóvenes de Alcalá que nos deleitó con su canto  y pueblo creyente. En la homilía, el Sr. Obispo nos ayudó a reflexionar sobre cómo es el Reinado de Jesús y cómo debe ser el nuestro: Reino de humildad, sencillez, servicio y entrega generosa. Don Pascual, durante estos 53 años dijo, ha servido al pueblo de Alcalá con estas actitudes de humildad, entrega y generosidad. Damos gracias a Dios, por ello. Al final de la Eucaristía, el pueblo le hizo entrega de una placa conmemorativa. Y la entrega de la Bendición del Papa.

La Hna Carmen Hernández, en nombre de la Congregación y de las Hermanas, principalmente de las que habían estado allí, agradeció a Don Pascual su humildad, sencillez y trabajo conjunto con ellas, sobre todo la apertura y libertad dadas a las mismas para que pudiésemos ejercer nuestro ministerio: ANUNCIAR LA BUENA NOTICIA DEL EVANGELIO.

Seguidamente hubo un gesto maravilloso que a todos nos emocionó: Don Pascual le hizo entrega al Sr. Obispo del pectoral. Y tenía su explicación. Cuando Don Pascual estuvo en la UCI grave, el Sr. Obispo le visitó y le hizo entrega de su pectoral, con el deseo de que lo tuviese el tiempo que fuese necesario y que al besar la cruz, se acordase de rezar por el Obispo y por la Diócesis de Jerez, que le ofreciese al Señor, su dolor, sus lágrimas y todo su sufrimiento.

Acabada la ceremonia religiosa, siguiendo las buenas costumbres de celebrar “Misa” y “Mesa” nos invitaron a una cena, bien preparada, donde compartimos amigablemente el Sr. Obispo y los sacerdotes que habían concelebrado, junto con algún colaborador de la parroquia.

La noche estaba lluviosa y fría y no quisimos que se hiciese tarde, así que en el coche del Sr. Obispo regresé de nuevo a casa, con la gentileza de su chofer, que me dejó en la puerta de casa. Por todo ello, damos gracias a Dios.

Al llegar recibí un audio en el teléfono diciendo que la labor que las Hijas de San José habían realizado en Alcalá, nunca la olvidarán. Ellas fueron las que, con su vida y su labor, habían sembrado la semilla del Evangelio en un pueblo que, por diversas circunstancias, se había enfriado en la fe.

DAMOS GRACIAS A DIOS POR TODO LO DADO Y RECIBIDO DE ELLOS, QUE HA SIDO MUCHO.

Comunidad de Jerez de la Frontera


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