Cinco panes y dos veces

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PROYECTO SOLIDARIO EN CIUDAD PERONIA (GUATEMALA)

No cabe duda de que esta pandemia nos ha desafiado de mil maneras, nos ha sacado del sofá, nos ha hecho ver, oír y palpar realidades antes las cuales no podemos quedarnos indiferentes o esperando que otros den respuestas. Ha despertado en nosotras y en muchas gentes, el “Buen Samaritano” que todos llevamos dentro. Todo esto es lo que dio vida al proyecto “Cinco panes y dos peces”, inspirado en el milagro de Jesús de “La multiplicación de los panes (Mt. 14, 13-23).

Una tarde, reunidas las hermanas en comunidad, compartimos la situación de nuestra parroquia “Corazón de María”. Comentamos que ya no tenían víveres para apoyar a tantas familias pobres, especialmente a las personas de la tercera edad. Dios movió nuestro corazón y pensamos que algo podíamos hacer nosotras desde el «Taller de la mujer» en conjunto con las mujeres que trabajan con nosotras. Dijimos: “podemos hacer almuerzos para ofrecer a los de la tercera edad ya que es un grupo muy vulnerable”. La idea surgió un viernes y el lunes estábamos lanzando la propuesta a las mujeres que colaboran con nosotras en el Taller. Todas, sin dudar, respondieron que “Sí”. Concretamos más detalles del proyecto, fuimos buscando patrocinadores en Peronia, preparamos lo mejor posible el terreno. Y el 10 de agosto comenzamos a servir nuestros primeros almuerzos; el primer día no pasaron de 50. Del 10 al 31 de agosto, habíamos brindado 1090 almuerzos.

Lo hermoso de este proyecto es que ha despertado la generosidad de muchas familias de Peronia e instituciones. No es solo el proyecto de las Hermanas, sino el proyecto de todos aquellos que se siente llamados a colaborar y apoyar. Hemos recibido y seguimos recibiendo apoyo de los Padres Claretianos de nuestra parroquia “Corazón de María, de grupos de la parroquia, familias de Peronia, de amigos(as) y familiares nuestros e instituciones de otros lugares que, a través de las redes sociales se han enterado, de seglares de la familia claretiana, en fin, la lista es extensa.

Los menús de cada día son preparados con mucho esmero, creatividad y cariño. Los adultos mayores vienen por su almuerzo de lunes a viernes. Ellos traen su plato y vaso. A quienes que no pueden caminar o tienen algún impedimento para llegar al taller se les lleva a domicilio. Algunos jóvenes y personas de buen corazón se han ofrecido para realizar este servicio.

También se acercan a pedir un plato de comida gente trabajadora que han perdido su trabajo, y andan buscando qué hacer para ganarse la comida. Hay muchos ancianos que trabajan llevando a tirar la basura a los barrancos, y llegan sudaditos y con sed a recoger su comida. Hay otros a los que les da vergüenza acercarse y, como dice el P. Butiñà, a esos hay que ir y llevársela con discrección y eso hacemos.

Algunas veces también se acercan niños que nos piden comida porque tienen hambre. Aunque el proyecto está diseñado para adultos mayores, no podemos negarles el plato de comida. Gracias a Dios que desde que se inició el proyecto las ayudas no han dejado de llegar. Por poner un ejemplo, un día servimos pollo y se nos acabó. Al siguiente día ya alguien nos lleva más pollo y así con otras cosas.

Las palabras de Jesús: “Denles ustedes mismos de comer” y “ve, pues y haz tú lo mismo” es lo que motiva cada día esta iniciativa que ha salido del corazón de Dios y pasa a través de nuestras manos.


Damos gracias a Dios por su presencia en nuestra vida. Que, en medio de la Pandemia, Cristo sea alabado en el trabajo.

Compartimos lo que, para estas mujeres generosas del Taller va significando participar en el proyecto.

“Qué bonito se siente, hacer algo por los demás. Nunca había tenido este tipo de experiencia, hasta ahora.”

Isabel, trabajadora de Nutridelli

“Ser parte de este proyecto es una experiencia muy bonita; poder ayudar y servir a los que más lo necesitan, a los adultos mayores, es muy lindo. Trabajando con amor todo sale de maravillas. Gracias a la Congregación de Hijas de San José por esa magnifica idea. Dios nos bendice y nos fuerzas para continuar con el proyecto». 

Flor, trabajadora de Nutridelli

“Soy Odilia de Jesús Arroyo Cruz y mi historia en relación con el proyecto de 5 panes y 2 peces es esta. Después de 5 meses de encierro en mi casa por la pandemia entró una llamada al teléfono de mi casa, atendí y era Hna. Lorna diciéndome: “Ody, estamos pensando iniciar un proyecto que se llamara “5 panes y 2 peces”. Yo le pregunté de qué se trataba eso. Me respondió que era preparar almuerzos para personas de la tercera edad. Mi corazón brincó de alegría y ella me dijo que si yo quería apoyarlo. Sin pensarlo más, le dije que sí. Luego me reuní con ella para ver a qué personas se iban a atender, ya que yo trabajo en el programa de la iglesia: “Ayúdame a vivir”, que tiene como destinatarios a las mismas personas de la tercera edad. Les doy terapia física y emocional. Con la ayuda de los coordinadores del programa se elaboró una lista de las personas que más lo necesitan. También se realizaron visitas a domicilio para motivarlos e invitarlos a participar. En ese momento eran solo 35 personas en la lista, aunque la idea era comenzar con 50 pero le dije a la Hermana que comenzáramos con esos y, poco a poco, el número fue aumentando.
Yo soy feliz de cocinar para ellos. Ellos se emocionan al recibir un plato de comida a la vez que hacen ejercicio físico cuando llegan al taller por su almuerzo. Dios y San José me dan la fuerza para seguir apoyando. Aunque tengo la responsabilidad de preparar el almuerzo los días jueves, cuando puedo voy y ayudo a mis compañeras y otros días ellas me apoyan a mí. Yo miro la bendición que estamos recibiendo en víveres, que las personas de buen corazón nos dan y algunas organizaciones que apoyan con verduras y más.
No cabe duda que Dios, San José y el P. Butiñá no nos desamparan porque cada día hay más personas recibiendo su comida. Alzo mis manos al cielo y doy gracias a Dios por esto. A las personas que lean esto, les cuento que cuando das con la mano derecha recibes con la mano izquierda”.

Odilia, área de medicina natural del Taller de la Mujer

«Soy Ana Santos. Trabajo en la limpieza en el Taller San José Obrero. Me siento muy feliz de estar participando en hacer la comida para gente de nuestro barrio que mucho lo necesita. Este proyecto, con la gracia de Dios está funcionando. Dios bendiga a las personas que nos están apoyando. Lo que yo hago, lo hago con mucho amor y cariño. Gracias a Dios por esta oportunidad que nos da de servir y de hacerlo de corazón, que es lo más importante».

Ana, limpiadora en el Taller de la Mujer


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