Ecce Homo
De San Ignacio de Loyola
“Demandar lo que quiero, lo cual es propio de demandar en la pasión, dolor con Cristo doloroso, quebranto con Cristo quebrantado, lágrimas, pena interna de tanta pena que Cristo pasó por mí”.
EE. 203
De Francisco Butiñá, SJ
“Huele el perfume de las virtudes de Cristo agonizante, su mansedumbre, pobreza, paciencia, caridad…”
La joya del cristiá
"El misterio del amor es mas profundo que el misterio de la muerte".
Oscar Wilde
Podemos contemplar la pasión como una sucesión de tribunales, juicios injustos, como los que nosotros, quizás sin saberlo, tantas veces emitimos.
Te invitamos a detenerte en el juicio político. Jesús está ante Pilato, la máxima autoridad romana. Al imperio le interesa el orden público y los impuestos. No quiere conflictos y menos por cuestiones religiosas. Pero el poder religioso pide al Imperio que intervenga. Hay riesgo de insurrección y si no interviene, el centro del Imperio será informado. Total, qué importa un crucificado más. La vida de estos pobres no vale nada. Lo importante es la estabilidad. Élites sacerdotales y potencia ocupante se ponen de acuerdo. Un poder condena y otro ejecuta. Así de sencillo y criminal.
¿Cómo lo vivió Jesús? La vida es vida cuando se ofrece. Quien da vive con más plenitud que quien almacena. Todo esto es lo que Jesús ha enseñado.
Se encuentra ante una autoridad que no le va a defender. Ve a Pilato dudar, ir de un lado a otro nervioso, alertado por las quejas de su mujer, impaciente y enfadado con estos judíos que solo le traen problemas.
Quien ya ha decidido es Jesús. El gozo verdadero está en una libertad que decide entregarse hasta el final. En la cruz Jesús no dice: “todo se ha acabado”, sino “todo se ha cumplido”.
Pilato manda azotar a Jesús para provocar la compasión del pueblo, porque sabe que, en realidad, le han entregado por envidia, que nada injusto ha cometido. Dirá: “Este es el hombre”, en latín “Ecce homo”.
Esta expresión ha pasado a la tradición de la Iglesia con una fuerza enorme. Pero, en realidad, la expresión llega mucho más lejos. Jesús torturado nos muestra un ideal de hombre, en qué consiste ser hombre.
El sueño de hombre deberá tener, si quiere ser cristiano, una vertical que lo clave en la tierra: pasión por la vida, implicación por la tierra, símbolo de la encarnación, tomarse en serio las tristezas y las alegrías. Pero esa vertical hacia abajo, deberá tener una vertical que lo lanza hacia Dios. Esa implicación en la tierra tendrá que recibirse de Dios y deberá implicarse para devolver el mundo a Dios.
El sueño del hombre cristiano sigue con una línea horizontal que cruza la vertical: símbolo de lo que ocurre cuando uno abre los brazos.
Un hombre con los brazos clavados, con una lanza en el corazón y con una corona de espinas en la cabeza. No podemos amar la tierra desde Dios si no tenemos los brazos abiertos, símbolo de generosidad. Eso nos producirá dolores de corazón y de cabeza.
Este es el crucificado. Este es el hombre. El “Ecce Homo”.
Consigna del día:
Escribamos el nombre de algún santo o mártir anónimo de mi entorno. Compartimos su nombre en el grupo.
Mártires del siglo XX-XXI
Perseguidos y asesinados, por haber defendido la justicia y la dignidad humana.
Perseguidos y asesinados por causa de su fe.
Algunos conocidos, muchos desconocidos.
Seguro que recuerdas nombres de los mártires de tu país.
No. No te arrepientas de amar contra viento y marea,
contra prudencia y cálculo,
contra seguridad y egoísmo.
Como Dios mismo ama.
Si abrazas, no encadenes. Si reprendes, no destruyas.
No escatimes el tiempo, la ternura o las lágrimas.
No aprisiones los recuerdos, no embrides las historias.
Con libertad y afecto, ama; con incertidumbre y compromiso.
Con el corazón en carne viva y las manos abiertas.
Con la fecundidad de quien engendra esperanza
en silencios, canciones y versos.
Aunque tu amor sea imperfecto, ama.
¡Es mejor intentarlo
que endurecer la entraña
para no arriesgarlo todo!
J.M. Rodríguez Olaizola, SJ