Alabanza

Ante las cimas y los abismos, ante los senos de la tierra y las cumbres del cielo, ante los caminos y los senderos pronuncio tu Nombre.

Ante los surcos y los canales, ante los chopos y las encinas,
ante los robles y los castaños proclamo tu Nombre.

Ante los hombres y los animales, ante las estrellas y las embarcaciones, ante los valles y las esferas, canto tu Nombre.

Ante el hombre que es enigma y misterio, ante mí mismo, incognoscible y oscuro, ante el prójimo, fidedigno o traidor, propongo tu Nombre.

Ante el Futuro, que es anhelo y temblor, ante el tramo inseguro de la muerte segura, ante ti que eres dueño del hombre y su tiempo, proyecto tu Nombre.

Desde las fábricas y los campanarios desde los silos y silencios que acumula la historia, desde todo lo que nace y creciendo madura anuncio tu Gloria.

Desde el ciego dolor que no encuentra sentido,
desde la seca injusticia que no alcanza respiro,
desde la soledad que agosta esta humilde creatura invoco tu Gloria.

Desde el gozo de los enamorados, desde el temblor de los que engendran,
desde el dolor de las que alumbran admiro tu Gloria.

Desde la inocencia de los niños, desde el asombro de los adolescentes,
desde la seriedad de los ancianos ensalzo tu Gloria.

Desde la debilidad de mi palabra, desde la confianza en tu promesa,
desde la esperanza en tu venida, acojo tu Gloria.

Con todos los que piensan y todos los que inventan,
con todos los que creen y todos los que crean,
con todos los que saben y todos los que ignoran, espero en tu Promesa.

Con todos los creyentes que recogen tu voz, con todos los cristianos que acogen a tu Hijo, con todos los que viven de tu Espíritu Santo aguardo tu Promesa.

Con todos los que mueren sin ojos que acompañen, con todos cuantos sufren y malogran sus sueños, con todos los que el mundo subyuga en su esperanza, reclamo tu Promesa.

Con el don impensable de tu Hijo encarnado, con el gozo desbordante del Espíritu Santo, con la Iglesia concreta que actualiza tu gracia, confío en tu Promesa.

Con toda la creación, que refleja tu entraña, con toda su grandeza y sus ciegos abismos, con todos mis hermanos, hijos tuyos, me acojo a tu Promesa.