Espiritualidad
La espiritualidad en los Talleres de Nazaret es cristiana y eclesial. Nace de la vida que el Espíritu nos comunica al ser incorporados a Cristo, en la Iglesia, por el bautismo. Se vive en continua conversión, acogiendo el amor que Dios nos regala para que seamos hijos y hermanos. Tratamos de vivir según el Espíritu, en los caminos de nuestra vida, de nuestra realidad personal, familiar, laboral y de la historia contemporánea, en una espiritualidad encarnada.
Del P. Butiñá aprendemos a fijar nuestra mirada en Nazaret, a anclar allí nuestra vida para encontrar el camino que nos lleve a ser profundamente humanos y cristianos.
Es la Sagrada Familia, en su realidad del Taller, la que se nos presenta como modelo. La vida de Jesús, María y José, la Familia que trabaja y vive unida que responde al plan de Dios.
Jesús, Obrero de Nazaret, es el centro de nuestra existencia, de nuestro trabajo, de nuestra forma específica de encarnar el evangelio. El nos enseña a vivir en total servicio a Dios y a los hermanos. En su condición de trabajador, muestra el rostro de un Dios cercano que ama, salva y libera.
José, el carpintero de Nazaret, modelo de obreros cristianos, es nuestro primer testigo en el seguimiento de Jesús y en el servicio evangelizador a los hermanos. Fiel siempre al plan de Dios. Es cabeza y guía del Taller. Vive en profunda relación con Dios en medio de su vida de esposo, de padre y de trabajador.
Junto a José hallamos a María, prototipo de mujer, que acoge la Palabra de Dios, que sabe unir, en la humildad de su existencia, el ser mujer sencilla del pueblo, esposa de un carpintero y Madre de Dios.
En el Taller de Nazaret, en un trabajo pobre y sencillo se da, como en ningún otro lugar, el encuentro con Dios y con el hermano, la realización plena de la persona y la felicidad verdadera.
Nazaret es camino, luz, fuerza donde aprendemos a buscar y a encontrar a Dios en la totalidad y en la sencillez de la vida, siendo cristianos que nos tomamos en serio la encarnación de Cristo y la nuestra, viviendo en solidaridad.
Desde esta espiritualidad, el trabajo se nos revela como el lugar más propicio de nuestro seguimiento cristiano y de nuestra evangelización, lugar en el que estamos llamados a:
Realizamos como personas según el plan de Dios.
Ser solidarios con nuestros hermanos.
Vivir el servicio y la gratuidad.
Encontramos con Dios en todas las cosas
De la mano de la Sagrada Familia aprendemos también a vivir en oración, a mirar todas las cosas con un corazón contemplativo y misericordioso, a convertir el trabajo en alabanza.
Los miembros de los Talleres de Nazaret para vivir la vida cristiana y ser testigos del Reino necesitamos:
Oración personal y de grupo.
Escucha de la Palabra de Dios en la Escritura y en la vida. Lectura de los acontecimientos diarios con actitud de discernimiento.
Celebración de la Eucaristía y de la reconciliación.
«… hace falta el esfuerzo interior del espíritu humano, guiado por la fe, la esperanza y la caridad, con el fin de dar al trabajo del hombre concreto… aquellos contenidos, aquel significado que el trabajo tiene ante los ojos de Dios» (L.E. n.O 24).