Orar al comenzar el día

Cada día es una nueva oportunidad de vivir el amor que Dios nos regala. Vivirlo es, sencillamente, compartir con los demás todo eso que hemos recibido: la gracia de Dios que se desborda sin cesar, esa que te impulsa a ser mejor, a ser feliz, a dar generosamente todo lo bueno que hay en ti. ¿Cómo quieres vivir el día de hoy?

PALABRA DE DIOS

El Señor Yavé me ha concedido el poder hablar como su discípulo. Ha puesto en mi boca palabras para fortalecer al que está triste. Cada mañana Él despierta mi mente y lo escucho como lo hacen los discípulos”. (Is 4)

Te alabo, Jesús, por la luz nueva
gracias te doy por tantas cosas bellas
gracias por tu amor, la mejor estrella
del Padre Dios en nuestra tierra.

Tu voz amiga al despertar me llama,
en mis ojos ya siento tu mirada,
y tu fuego enciende en mis pequeñas manos,
el deseo de abrirse a los hermanos.

Tu palabra en el corazón cual alimento,
es pan para el camino, y yo presiento
que el trabajo de hoy será cimiento,
de un mundo más de Dios y más fraterno.

Tú eres el sol, Jesús, cada mañana,
el que llena de alegría mi jornada,
el que a vivir Nazaret me llama,
de esfuerzo, de amor y de plegaria,
haciendo del trabajo una alabanza
y en maría y en José la confianza.

Tuyo es mi día, mi voluntad es tuya,
mi vida ante ti toda transcurra,
hazla sencilla servicial y pura,
y líbrala del mal en tu ternura.

Sugerencias para la oración:

Antes de iniciar tu trabajo, dedica unos minutos al ENCUENTRO con Dios.

Puedes preparar este momento mientras te levantas, te aseas o preparas tus cosas, agradeciendo el don de la vida, la posibilidad de respirar, ver, oír, sentir, comunicarte con los demás…

Imagina el camino que a lo largo del día vas a recorrer, las cosas que vas a hacer, las personas con las que te vas a encontrar, las tareas y responsabilidades que has de asumir. Imagina a Jesús como Compañero de camino, que estará contigo en medio de tus ocupaciones.

Pídele, desde ahora, su gracia y su sabiduría, para que puedas tomar tus decisiones con lucidez, con rectitud, con amor.

Ofrécete para el trabajo, para poner toda tu persona a disposición suya, al servicio del Reino. Pídele que todo lo que hagas, lo que intentes, lo que promuevas sea para bien de los demás.