Orar con tu niño interior

Nuestro niño interior posee todas las características que cada uno de nosotros tenía de pequeño: nuestros gustos, nuestras ilusiones, nuestras aptitudes… pero también nuestras carencias y necesidades. Estas necesidades todavía laten dentro de nosotros y buscan ser satisfechas.

Cuando nos desconectamos de este niño interior, muchas veces nos quedamos sin motivación, inhibidos, sin saber cómo continuar: hemos cortado lo más vital de nuestro ser, la parte que pugna por crecer y descubrir.

Demian Bucay

PALABRA DE DIOS

Instruye al niño en su camino, aun cuando fuere viejo, no se apartará de él” (Proverbios 22, 6).

Dios Padre-Madre, amorosamente te pido que me ayudes a borrar todas las memorias tóxicas y dolorosas que hay en mí, que son las que me impiden ser libre, que me causan un gran dolor, por no poder verme como Tú me ves, como Tú me creaste, un alma pura y libre.

Te pido, con todo mi amor, que vuelva a sonreír, a ser espontáneo, que la frescura de mi sonrisa vuelva para que se manifieste en mis acciones.

Sé que, al recuperarme a mí mismo, recupero la alegría por la vida. Sé que me he fragmentado en miles de versiones que no soy, para agradar a los demás, para sentirme valorado, para sentirme aceptado, reconocido, amado.

Te pido que abras mi corazón, para que mi “yo adulto” sepa cuidar a mi “yo más joven”, a mi niño, que necesita ser escuchado, cuidado, amado, protegido, respetado, valorado…

Sé que todos tenemos un niño/a que está buscando desesperadamente cubrir sus necesidades, para manifestar en este plano la felicidad, la plenitud y, sobre todo, la libertad.

Sé que con la fuerza que procede de ti, Amada Divinidad, será posible que, por fin, me pueda integrar con dulzura y suavidad para siempre.

Gracias por haber escuchado mi plegaria. Creo que todo está ya dado y concedido. Amén.

SUGERENCIAS PARA LA ORACIÓN

Dibuja y recorta un corazón. Imagina que ese corazón es el tuyo, que se te ha salido del pecho por un momento. Tómalo en tus manos… Mira qué es lo que predomina en él. Escribe con espontaneidad acerca de tus sentimientos, temores, deseos, dudas, sueños, proyectos…

Si mi niño interior hablase, ¿qué me diría?, ¿qué le hace falta?, ¿qué le gustaría pedirme?, ¿qué agradecería?, ¿qué ofrecería a los demás?

¿Cómo rezaría mi niño interior? ¿Cómo se dirigiría a Dios?

Lee el Salmo 138, 1-17, y admira como Dios te conoce, con qué amor te ha formado en el seno materno, como sigue cuidándote y sosteniéndote.