Salmo de la josefina en el trabajo
Yo quiero ser josefina, mujer que forja
la santificación por medio de la oración y el trabajo,
en servicio a los hermanos y a la sociedad.
Quiero que sean norma de mi vida la alegría, la paciencia,
la servicialidad, la entrega, la dedicación,
la sencillez, el servicio y la generosidad.
Señor, quiero decir sí a las exigencias que me haces,
cuando mi corazón tiende a lo más fácil.
Quiero encontrarme contigo en el trabajo,
eligiendo las tareas más penosa, duras y sencillas.
No quiero caer en el juego de la rutina,
la indiferencia, la injusticia, y la instalación,
en la falta de amor e incoherencia,
sino vivir con alegría, gozo, disponibilidad,
en constante discernimiento de la realidad en que vivimos.
Dame, Señor, un corazón dócil y sensible,
capaz de sentir profundamente la pertenencia a este mundo del trabajo.
Señor, yo sé que las cosas rutinarias no me llenan el corazón.
Yo sé que el afán de sobresalir oscurece lo sencillo.
Yo sé que el corazón se vuelve frío y ciego
cuando pierde el sentido del trabajo hecho oración.
Señor, que las primicias del pan y del vino,
procedentes del trabajo del hombre, sean donación
que se conviertan en prenda de unidad y de paz,
que encontremos tu fuerza, en nuestro peregrinar,
para realizar nuestra tarea en compañía de Jesús, José y María.
Nosotras queremos vivir, sellar contigo la alianza.
Queremos vivir el amor en el servicio y que tu gracia y tu verdad
sean más fuertes en nuestra flaqueza y nos ayuden
a tener un verdadero encuentro contigo.
Gloria al Padre que trabaja.
Gloria al Hijo que nos llama y nos envía al mundo del trabajo.
Gloria al Espíritu Santo que recrea el Carisma e la Congregación.