Trabaja

Trabaja, porque Dios trabaja hasta que todo llegue
a su plena realización.
Que tu trabajo sea una nota acorde
en la sinfonía de la Creación.
Ten como un honor el trabajo de tus manos.

Con tu trabajo expresarás tu solidaridad
con el mundo de los trabajadores:
unos viven del trabajo,
otros lo promueven o lo buscan
y hay quien sufre por él o por su carencia.

Trabaja como persona, como hombre, como mujer.
Pon tu inteligencia, tu fuerza y tu corazón
para que el trabajo esté bien hecho y sea primoroso.
No seas injusto, no hagas chapuzas.
Cumple con tu deber, prepárate para realizarlo bien.

Nuestra sociedad tiene el trabajo como lugar de enfrentamiento con los otros, de acumulación de poder, de riqueza o de alienación personal.
Libérate y ayuda a los demás a liberarse.
Que tu trabajo sea cristiano.
Que ninguna actitud tuya ponga una barrera ante el ser humano.

No trabajes para tu propia utilidad. Crea fraternidad,
rompe los lazos de egoísmo, de superioridad, de búsqueda sutil de uno mismo.

Sé de Dios en el trabajo: el acontecimiento viene cargado de su presencia.
Que tus ojos estén dispuestos a ver, que tu corazón esté atento.

Construye con tu trabajo, cualquiera que sea, algo bueno:
una obra, una relación, un pensamiento.
Así de sencillamente se construye un mundo más humano.

Que tu trabajo sirva.
El trabajo no se justifica sólo por la buena intención, sino por el servicio.
Sirve a Dios, sirve a tu hermano, sirve a tu familia,
a tu comunidad, a la Iglesia, a la sociedad.

Para que tu trabajo sea alabanza, contempla Nazaret.
Mira a Jesús, el Artesano, a María y a José en su taller
y que se te empapen el alma y el corazón.

Elige para ti lo que otros rehúsan. Alaba en el trabajo:
alaba lo que otros hacen lo bueno y lo bello.
Asómbrate, admira, alégrate, alaba.

Que ni la tristeza, ni la monotonía entren en tu trabajo.
Que en tus faenas de casa, en tu oficina, en tu huerto, en tu clase,
en tu sala de hospital, en tu cocina, en todo lo que hagas…
CRISTO SEA ALABADO EN EL TRABAJO.

Mª Jesús Aguirre, f.s.j.