Esto dice el Señor
Esto dice el Señor:
«Trabaja el silencio y la oscuridad
hasta que los conviertas en música y luz.
Sin prisa, porque el tiempo yo lo regalo.»
El embrión trabaja
sin que se vea su esfuerzo.
¡Tantas veces pierde su forma
y empieza la siguiente!
Y crea unos ojos
para la luz que no conoce,
pulmones para el aire
y no sabe que exista.
Pies para la tierra fría y dura
a la que acabará queriendo
después de muchas lágrimas.
Este es el trabajo y el esfuerzo:
encarnar ilusiones,
realizar sueños,
aunque en el presente
parezcan incomprensibles.
Crearlos a partir del propio esfuerzo,
de las propias lágrimas,
del propio valor,
usando la soledad,
la angustia, el dolor, el miedo
y el sueño de amar.
Porque el sueño de amor
es omnipotente.
El sueño de amor, esto dice el Señor,
provoca mi presencia.