16 de abril

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La celebración de la Pascua, a los creyentes nos confirma cada año en la certeza de que, por la Resurrección de Cristo, la historia quedó marcada para siempre por el amor y por la misericordia de Dios.

En aquel ya lejano 16 de abril de 1834, Francisco Butiñá nacía al tiempo histórico, y comenzaba así su historia personal, la que le hacía posible recorrer esos caminos marcados por el Resucitado.

En ellos, discípulo fiel del Maestro, Francisco daría abundantes frutos de vida, y orientaría por sendas de Evangelio a tantos que, por gracia, hemos sido engarzados en su historia personal.

En este contexto y en esta certeza, nos es concedido vivir un nuevo «16 de abril»:

  • Que sea de acción de gracias por la vida y la obra de Francisco Butiñá.
  • Que reconozcamos cómo el Señor le iluminó que Nazaret es la vida verdadera y que en ella está la verdadera plenitud.
  • Y que acojamos y hagamos vida el gran don de nuestra vocación en su congregación.

Soledad Ezquerro fsj

"Por la sólida paz que infundíais a los discípulos cuando os presentabais resucitado en sus reuniones y les hablabais de vuestro Reino...."

"Aceptad nuestro trabajo como prenda de amor y tributo de alabanza"


(Tomado de F. Butiñá, "Corona de Jaculatorias")