Despedida de la comunidad de Reus

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Con tan solo unos días de diferencia, Reus ha dicho adiós a dos comunidades religiosas históricas, muy arraigadas en su tejido social. Las Filles de Sant Josep se despidieron el día 19 durante la misa en la Parroquia de Sant Josep Obrer, tras 30 años de servicio que son «toda una vida que han dejado aquí y que nos llena de gratitud».

La despedida comenzó con un toque de tambores y cornetas en una plaza cerquita a la Iglesia. Al acabar el presidente de la “Asociación de Vecinos de Mas Pellicer” dio las gracias a las Hermanas por todo lo que se han hecho por el barrio, por los vecinos, por la gente…

La Eucaristía fue presidida por Mn. Evarist Gómez, rector de la parroquia, y concelebrada por Mn. José Moreno y asistida por el diácono Mn. Estanislau Figuerola. También se ha contado con la participación del alcalde de la ciudad.

Al final de la Eucaristía, después del canto “Vuelve Profeta» comenzaron los agradecimientos de la comunidad parroquial, el grupo de Talleres Nazaret, cuyo texto ponemos más adelante-, las asociaciones de vecinos, el dinamizador de los barrios, Caritas, Mn. Pep Moreno, el diácono Estanis y Carles Pellicer, Alcalde de Reus. Todos agradecieron y valoraron la presencia de las Hermanas durante estos 30 años de vida en el barrio y la ciudad. Finalmente, la Hna. Maria Pilar Serrat agradeció el reconocimiento a la comunidad y a las hermanas que han pasado por ella.

La Parroquia de Sant Josep Obrer y la Associació de Veïns I de Maig dirigiéndose a las Filles de Sant Josep lamentaron que «la falta de vocaciones les ha llevado a tomar esta decisión que con dolor aceptamos». Recordaron su trayectoria de tres décadas vinculada a Cáritas o a la Fundació Pont i Gol, les dieron las «gracias por su entrega generosa» y destacaron que «durante 30 años han sido carisma y ahora vuestro carisma se queda aquí». La salida de Dori, Mercedes, Gaspara, Aurita o Teresita ha coincidido en el tiempo con el traslado del sacerdote Estanis Figuerola, que el mismo día anunció que se está perfilando un acuerdo para que la casa que dejan atrás las hermanas pueda acoger a mujeres con hijos que tienen algún problema o que se encuentran en situación de necesidad.

La ciudad también ha dicho adiós a las Hijas de San José, agradeciendo en la Eucaristía su entrega y servicio, un carisma que permanecerá en la memoria de muchos. La intuición de los fundadores de esta Congregación, Francisco Butinyà e Isabel de Maranges, y su aportación a la vida de la Iglesia, nacida de su contemplación de Jesús en la vida oculta de Nazaret, es que el trabajo humano, bien lejos de ser una cargada pesada, es un don, un lugar especial de encuentro con Dios, fuente de crecimiento personal y ocasión de encuentro fraterno.

 

Despedida muy sentida

Queridos todos:

No resulta nada sencillo escribir en unas pocas palabras los sentimientos encontrados en este momento. Decir adiós a alguien nunca es fácil, pero mucho más difícil es decir adiós a quienes han compartido más de 30 años de sus vidas con nosotros. Son muchos los momentos vividos algunos alegres otros no tanto, pero con vuestro testimonio y vuestra entrega queridas hermanas nos mostráis una vez más que vale la pena entregar la vida por Cristo.

Estamos tristes. Sabemos que la decisión que habéis tomado no es fácil y es también dolorosa para vosotras, pero es que nosotros hemos crecido junto a vosotras. Nunca olvidaré que fue con la ayuda de la hermana Paz, en gloria esté, que leí por primera vez en la capilla antigua. La falta de vocaciones os lleva a tomar esta decisión que con tristeza y dolor aceptamos.

Estoy convencido que cada uno de nosotros, y muchos de los que ya no están, tenemos en nuestra memoria alguna experiencia con alguna de vosotras. En la catequesis, en la liturgia, en Cáritas, en la visita a los enfermos, en la limpieza de la parroquia etc. Y no solo a nivel de iglesia, sino a nivel de barrio y de ciudad.
¡Cuantas personas han pasado por el taller del Pon i gol! Sería largo describir el sin fin de actividades. Y Por eso es el momento de hacer públicas nuestras gracias. Gracias por esa entrega generosa. Con lluvia, frio o calor nunca vuestra presencia ha faltado en esta parroquia. Habéis sido como el hilo. Que no se ve ni se siente, pero ¡cuanta falta hace cuando hay una rotura!. Y creo que muchos nos vamos a quedar un poco rotos. Porque os queremos. Y creedme cuando os digo que es un cariño sincero y agradecido por tantos momentos vividos.

Nombrar a todas las hermanas que han pasado por aquí sería una equivocación por si me olvidase de alguna. Algunas habéis pasado muchos años de vuestra consagración aquí, hasta tuvimos una profesión religiosa en nuestra ciudad de la Hna. Pilar Serrat, hoy presente entre nosotros. Y todas desde vuestra personalidad individual nos habéis mostrado y enseñado la dignidad del trabajo y del trabajo bien hecho.

Quizás no todos lo sepan, pero además de vuestra presencia, trabajo y oración nos dejáis un regalo hermoso, nuestro sagrario. Cada vez que visitemos al Santísimo tendremos una oración especial por vosotras y le pediremos al Señor que suscite vocaciones para vuestra congregación como también para toda la iglesia.
Sé que no podréis olvidar Tarragona, es más todas las Hijas de San José saben de Tarragona. Aquí, en esta archidiócesis, entregó su vida a Dios vuestro amado fundador el Padre Butinyá. Esperemos pronto poder venerarlo como Santo y ejemplo de seguir hacia Jesús obrero. No os olvidéis de nosotros, recordad que en cada uno de nuestros corazones habéis dejado una semilla de cariño y bondad.

El otro día, sabiendo ya la respuesta, les pregunte a las hermanas ¿Cuánto cobra una monja? Ellas me dijeron que nada. Pero yo creo que lo cobran todo. Porque quién les paga es el Señor y es el mejor jefe que podamos tener. Hermanas, no tenemos ciertamente cómo pagar vuestro trabajo y vuestra dedicación. Y como Pedro y Juan le dijeron al cojo “no tenemos ni oro ni plata”, si os damos lo que tenemos nuestro cariño respeto y amistad.

Aunque nos cueste, a mí por lo menos me cuesta, deciros adiós, solo os decimos hasta pronto. Os queremos y siempre tendréis un lugar en nuestros corazones.

José Ruiz Martínez Reus (Feligrés de la Parroquia Sant Josep Obrer).
19 de septiembre 2021

 

 

 

Despedida de los Talleres de Nazaret

Buenos días. Hoy, estamos de despedida, un día triste para todos, pero también es un día para agradecer. Primero a Dios que nos concedió vivir con las hermanas tantos años en el barrio. Ellas han sido para nosotras apoyo, compañía, amistad, “SEMPRE AL NOSTRE COSTAT». 

Han sido amigas, hermanas y un referente en nuestra vida cristiana. Nosotras y otras compañeras que ya han muerto hemos tenido la suerte de pertenecer a los “Talleres de Nazaret», grupos que ellas tienen en la Congregación. Hemos bebido de su Carisma y Espiritualidad. Con las reuniones quincenales de formación y también de oración, convivencias con otros grupos de Talleres, etc… hemos ido comprendiendo y viviendo ese misterio oculto de Jesús, María y José en Nazaret. Esto nos ha ayudado a ver la vida de otra manera. Descubrimos que a Dios no se le encuentra sólo en el templo, en su Palabra y en la oración sino que se le encuentra también en lo más cotidiano y sencillo de la vida, en el trabajo, en los quehaceres de la casa, en la relación con los vecinos. Todo, ofrecido desde la mañana, se convertía en oración y encuentro con Él. De todo esto se han beneficiado nuestros maridos, nuestros hijos y toda la familia.

Por eso, ¡GRACIAS, HERMANAS! Allí donde vayáis seguid siendo esa luz y esa esperanza en un mundo tan herido. Siempre las recordaremos a todas las que han pasado por esta Comunidad y sepan que tendrán un hueco en nuestro corazón.


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