Compromiso de Talleres en Pulpí

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El día 26 de enero, en el marco de la Eucaristía de acogida a los inmigrantes, que una vez al año prepara el Taller de Nazaret de Pulpí, celebraron su compromiso Ángela y Yaqueline.

Para ellas, esta celebración era muy significativa. Ángela, nacida en Colombia, y Yaqueline, nacida en Bolivia, por diferentes caminos, respondieron a la invitación de unirse al Taller y han
seguido un proceso de preparación de más de dos años, en el que, además de participar en todas las reuniones y actividades del grupo, han tenido su tiempo específico de “iniciación”, especialmente acompañadas por una de las compañeras “veteranas”.

Ese fin de semana estaban radiantes de alegría. Para mí, que tuve la oportunidad de acompañarlas en un momento tan especial, fue también un motivo de alegría y agradecimiento. La tarde anterior a la celebración, tuvimos un tiempo de retiro. Los relatos de vocación de
Isaías, Jeremías, los discípulos de Jesús… les ayudaban a poner nombre a sentimientos, deseos, mociones… Pero, sobre todo, fue el momento para agradecer, una vez más, el descubrimiento de Jesús en Nazaret, su vida oculta como fuente de alegría y como Buena Noticia para llevar “en misión” a todos los territorios de su vida cotidiana: la familia, los vecinos, las compañeras de
los almacenes donde ambas trabajan…

Todo el grupo de Talleres vivió con mucha alegría este momento. La celebración fue sencilla, con el habitual gesto de acogida a los inmigrantes que se acercan y a los que se entregó una vela,
junto a la novena del P. Butiñá. Al final, algunos jóvenes se acercaron al grupo para “preguntar”. Confiamos en que todo sea semilla de nuevas vocaciones al Carisma.

Ana Romero fsj

Mi experiencia en Nazaret… 

Todo empezó hace dos años, en la misa de acogida a los inmigrantes en Pulpí. Yo buscaba un grupo de oración y así se lo pedía al Señor. Ese día, por primera vez, tuve en mis manos una imagen del Padre Butiña. Él me invitaba, sentí que era la respuesta a mi súplica.

Al asistir a las reuniones del Taller me hablaron de algo que era desconocido para mí: LA VIDA OCULTA DE JESÚS. También me hablaron del Padre Butiñá, su carisma, la Congregación Josefina…

Pero… ¡cómo era posible que Jesús hubiera vivido una vida normal, como yo! Saber que Él trabajaba, que creció en una familia humilde, sencilla, como la mía… Toda esta información llenaba mi vida de alegría. Conocer un Jesús cercano, humano, me daba una gran esperanza. Daba sentido a un mundo difícil de entender y de enfrentar.

Descubrir que tengo la posibilidad de santificarme con mi vida cotidiana, en mi casa, con mi familia, en mi trabajo, ofreciendo cada labor, cada momento, cada circunstancia, cada día que para mí era insignificante y que ahora descubro como un tesoro, una oportunidad de servicio,
amor, alabanza, viviendo mi vida ordinaria en clave de fe, viendo a mi vecino y compañera de trabajo como hermanos, teniendo una vida oración constante, permanente y consciente, haciendo de todo mi entorno una oración alabanza y agradecimiento… Estas son ahora las fuentes de mi alegría.

El pasado 26 de enero, junto a una compañera del Taller, celebramos mi compromiso. Fue un día de mucho entusiasmo y muchos nervios. Me sentía como una novia. Iba a volver a pronunciar un sí.  Sí, me comprometo a llevar este maravilloso carisma conmigo, donde vaya. Sí, lo tendré presente en la alegría y en los momentos tristes. Sí, seré testigo fiel de que la vida en Nazaret es mi nueva vida, para siempre.

 

Ángela

 

 

¡Hola, mi querido Taller!

Debemos sentirnos afortunados de ser “especiales” para Dios, de que se haya fijado en nosotros y nos haya llamado a ser Sal, Luz y Fermento. Es una oportunidad que nos cambia la vida, nos da la verdadera felicidad que tanto estábamos esperando. Nos da paz, tranquilidad. La carga que llevamos encima, por las circunstancias y problemas en que nos encontramos, nos la quita, para sentirnos aliviados y así ya no querer apartarnos de los caminos  que andamos con Él.

Quiero compartir con vosotros y con todas las personas a quien llegue este texto, el  agradecimiento que siento ante esta oportunidad. Por eso, a todos os digo: no os desaniméis, sed valientes.

Caminos de fe, de esperanza, llenos de amor de Dios para con nosotros, de saber que Él ya no quiere que nos apartemos de su lado.

Vamos viendo como nuestra vida se hace más fácil, porque nos ha mirado con esa mirada misericordiosa. Esto significa un “antes” y un “después”. Yo antes vivía preocupada, consumida en mí misma, agobiada por como solucionaría mis problemas, confiando solo en mis propias fuerzas.

Ahora conozco a Dios. Es parte de mi vida, de mis días.

El cambio es tan fuerte como si me hubieran cerrado los ojos y al abrirlos me hubieran preparado una sorpresa. El amor de Dios no tiene límites, traspasa fronteras, es infinito, merece la pena escuchar su llamada.

Me gustaría vivir en adelante muy cerca de Él, que no permita que me aparte de su lado, que no suelte mi mano, porque es un camino lleno de alegría, de esperanza, dicha y gozo.

Me siento como si Dios estuviera construyendo un edificio y yo soy el material. Quiero que Dios me tome en cuenta para construir su Reino, quiero tomar parte en la nueva Evangelización.
Tal vez no sea un camino fácil, pero con su ayuda todo es posible.

Señor mío, lo que más quiero es estar contigo, disfrutar de esa paz que irradias y envuelve mi alma en la esperanza de una vida mejor. A tu lado siento la felicidad cercana a mi corazón.

No me dejes, Señor mío, sé que contigo puedo tener nuevos comienzos, cargados de fortaleza y puedo vivir con la seguridad de que, a cada problema, encontraré soluciones que me muestren el
camino hacia mi felicidad y la de los míos.

La Familia de Nazaret ha sido el mejor modelo de vida a seguir, la mejor ayuda para sentirnos protegidos y guiados por Jesús, María y José.

Así que, ya sabéis, queridos hermanos y hermanas, nos atañe escuchar y seguir a Jesús por sus caminos, por donde podremos brillar con luz propia, porque es Él únicamente quien nos sostiene y anima.

 

Yaqueline