Consagradas de las cuatro décadas

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No es un acontecimiento novedoso. A estas alturas, la mayoría de las Hermanas lo ha vivido. Ahora sí es novedad para Mariela y para mí, porque este 19 de febrero celebramos 40 años de nuestros primeros Votos. Tal vez en otro momento no hubiera escrito nada, pero hoy, situadas en un momento de nuestra vida y de nuestra historia vocacional, en que volvemos a trabajar juntas, con este servicio de tanta responsabilidad que se nos ha confiado, veo esta celebración como un nuevo signo de tanta historia compartida, desde el principio…

Una canción de R. Arjona, ´´Señora de las cuatro décadas´’, recomienda no agregar años a la vida, sino vida a los años y por eso nosotras somos hoy, las ‘consagradas de cuatro décadas’ que hemos intentado poner vida a este tiempo de Gracia. 40…número de especial simbolismo bíblico…es el número de la fe, de la puesta a prueba, del cambio, del fin de una etapa y comienzo de otra… ¿Será ese nuestro momento? Mejor no sacar más conclusiones y dejar que Dios nos siga sorprendiendo, que es dejar que sea lo que Dios quiere…Nada llega antes ni después, aunque sí podemos ayudar a que acontezca. En la Editorial aparece este sentido de la riqueza que dan los años, la gracia de Dios que mantiene en el camino, y ahora aquí agreguemos su fidelidad que sostiene y renueva la nuestra cada día…

Estoy muy agradecida por el regalo de estos años, con sus colores de vida y con sus matices grises, por la riqueza que he recibido de mis hermanas, del encuentro con los laicos y otros consagrados, por todo lo que he aprendido, por la cercanía y la confianza que las hermanas siempre han tenido en mí…por tantos detalles de cariño recibidos como consagrada desde la iglesia parroquial y diocesana en mis lugares de envío.

Estas cuatro décadas, que celebramos Mariela y yo, tienen una previa también compartida. Ambas nos encontramos allá, casi en el fin del mundo, en nuestro Colegio de Montevideo, soñando con algo que muy bien no conocíamos, pero que estaba claro que era allí y no en otro lugar. Mucha vida parroquial compartida, disfrutada y celebrada, mucha guitarra y alegría…donde fuimos tejiendo este Principio y Fundamento nuestro del encuentro con Dios en lo cotidiano, en lo sencillo y humilde. Y llegó el aspirantado, el postulantado…y el noviciado…y el juniorado!, formación y tarea pastoral compartida… hasta poco tiempo después de los Votos Perpetuos. Recién por esa época, vinieron envíos diferentes, responsabilidades distintas, algunas de ellas nuevamente en equipo.

Hoy, ‘los 40’ nos encuentran cruzando el océano, con el termo y el mate bajo el brazo, con la conciencia del desafío que el Espíritu nos ha pedido en este Capítulo pero, principalmente, nos encuentran renovando la alegría de haber sido alcanzadas por la luz de Nazaret. Ciertamente, nuestra tierra de origen, donde las josefinas pusieron el pie por primera vez en América, no ha sido muy generosa en vocaciones, pero… ¡aquí estamos!, sostenidas por la fidelidad de un Dios todo ternura, por la vida de tantas hermanas y amigos en el Señor que nos han ayudado y nos acompañan con su vida y su palabra… y por el deseo de buscar siempre lo que más nos ayude a alabar y a servir a Jesús en el Taller de su padre José.

Mientras llega el momento de encontrarnos presencialmente, abrazo! querida M. General, hermana y paisana…feliz aniversario y nuevamente en la aventura de animar la vida para que todas podamos ser comunidad Taller evangelizadora de esperanza.
¡Gracias Dios!…

Hna. Silvia fsj


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