25 ANIVERSARIO TALLERES de NAZARET de ZAGRA

Desde los Talleres de Nazaret de Zagra, hemos querido compartir nuestra experiencia personal a lo largo de estos años. Aquí presentamos un pequeño resumen de nuestras vivencias, de muchos momentos  compartidos con las personas que a lo largo de este tiempo han formado parte de este grupo.

¡Cómo plasmar con palabras el sentir y vivir  25 años en el grupo Talleres de Nazaret! Hay experiencias y sentimientos que las palabras no pueden expresar. Trataré de coordinar esta mezcla.

En 1985, cuando llegaron las hermanas, ya había algunos grupos en la parroquia, pero al llegar ellas todo cambió, fueron como una brisa fresca para el pueblo y especialmente para la gente que ya formábamos parte de algún grupo de la parroquia.

Pasado algún tiempo, desde Madrid, llegó la noticia de que los grupos que las hermanas atendían con tanto gusto podrían llamarse Talleres Nazaret. Y este nombre…  ¿por qué? – nos preguntamos.  La respuesta era  fácil, si se conoce un poco la historia y el carisma de la congregación. En los principios, el Padre Butiñá, junto con la Madre Isabel, empezaron así, con grupos de chicas seglares y monjas que vivían en familia, evangelizando desde el trabajo, sobre todo, a la gente sencilla y humilde del pueblo especialmente  a la mujer. Misión y espiritualidad de las hermanas, estar cerca siempre y acompañar al trabajador pobre, carisma que nace de la contemplación del misterio de Cristo en Nazaret y de la mirada cercana y misericordiosa al mundo obrero. Desde ahí, éramos el grupo ideal para formar los Talleres.

En el grupo aprendimos a estar siempre cerca de los más pobres y necesitados. En nuestros trabajos procuramos trasladar lo que vivíamos y compartíamos en los Talleres, teniendo siempre presente el Evangelio de Jesús.

Yo diría que estos grupos  de alguna forma son el niño mimado de la congregación.

Ahora que las hermanas nos dejaron debido a la realidad que vive la congregación, tratamos de seguir adelante en la medida de nuestras posibilidades con la ayuda de nuestro párroco, Ángel Luis, y con la coordinación de Carmen Hernández, a quien, aún en la distancia, la sentimos muy cerca. Pedimos al Padre Butiñá que nos guíe y fortalezca, que el testimonio de su vida nos ayude a seguir a Jesús Obrero y a vivir el Evangelio del trabajo.

Recordamos con cariño a las hermanas que guiaron el grupo y que nos enseñaron tanto. Una mención especial a las que desde el cielo velan por todos nosotros.

                                                           Mª Carmen Pérez Muñoz


Es algo que empezó con la llegada de las hermanas Josefinas, ya antes de que se crearan los grupos de Talleres Nazaret. La forma diaria de vivir las hermanas, los encuentros de oración que teníamos, ya me iban marcando como experiencia interior de fe en mi vida y en mi actuar. Poco a poco, me iba dando cuenta de muchos detalles de la vida real en Nazaret.

En las reuniones del grupo he adquirido conocimientos del carisma de Nazaret que inculcó nuestro fundador,  el P. Butiñá, del cual hemos conocido y admiramos su gran lucha por el mundo obrero, por la dignificación del trabajo en comunidad y por promover la convivencia entre las hermanas y los seglares.

Me siento a gusto de pertenecer a los grupos Nazaret.

Señor, aquí nos tienes, con el deseo de agradarte y lo mejor que podemos hacer para ello es ofrecerte el aroma de todos nuestros esfuerzos diarios. Bendícelos, Señor y acéptalos junto con tu sacrificio, como aceptaste el trabajo en el Taller de Nazaret.

                                                                Felisa Carvajal Jiménez


Somos un matrimonio que llevamos 19 años en Talleres. Nuestra experiencia personal es muy buena, tanto en el grupo como en casa con nuestros hijos.

Nuestro grupo es para nosotros una piña, donde compartimos temas y vivencias, nos respetamos y queremos. Es ese carisma que vivimos y compartimos con cada una de las hermanas Josefinas, que pasaron por nuestro grupo de Talleres, siempre sintiendo la presencia del Padre Butiñá.

Para nosotros los Talleres son fuente de vida, donde tenemos como imagen la Familia de Nazaret. Gracias al grupo, en nuestro día a día, trabajo y oración van de la mano.

Tenemos un grato recuerdo de los encuentros que hemos compartido en familia con los grupos de Alcalá del Valle, Jerez y Sanlúcar, con los que tanto hemos disfrutado.

Juan Pérez Aguilera y Mari Trasierra Muñoz


Muchas veces es difícil plasmar en palabras lo que sentimos en el corazón y forma parte de nuestra vida o, mejor dicho, lo que hemos vivido en la profundidad de nuestra alma. Para mí, los Talleres de Nazaret es encontrar a Dios en lo cotidiano, en mi vida diaria. Llegué hasta aquí de la mano de unas personas maravillosas, las Hijas de San José, que supieron transmitirme  su amor hacia Dios y se convirtieron en referente de mi vida cristiana. Su cercanía, su alegría, su trabajo y sobre todo su humildad hicieron que sintiera la necesidad de conocer más de cerca su carisma, sus ideales, su manera de vivir su fe. Y qué mejor sitio para ello que asistir a las reuniones de Talleres.

Conocer a Francisco Butiñá, su carisma, su mensaje, de la mano de Nieves Muñoz, Marisa, Carmen Legarreta, Susana y, por último, Carmen Hernández, ha sido maravilloso. Ellas me acercaron a su mensaje de alentar al mundo obrero desde valores humanos y cristianos, así como unir el mundo de la oración y el trabajo,  compartir de manera gratuita lo que gratis hemos recibido.

El trabajo en grupo enriquece porque todos nos complementamos. El compartir lo bueno y lo malo de cada día nos ayuda a seguir adelante. Vivir la fe en unión con el resto de personas que forman los Talleres Nazaret en Zagra es una experiencia única y fundamental en mi vida.

Ahora nos toca vivir una etapa nueva en nuestro grupo. Al irse las hermanas nos hemos quedado un poco huérfanos. Sólo le pido al padre Butiñá que nos dé las fuerzas necesarias para seguir adelante, para que sepamos cuidar y hacer florecer la buena semilla que las hermanas sembraron en nosotros. Para ello contamos con Ángel, nuestro párroco, y con Carmen Hernández que, desde la distancia, sigue regando y cuidando con mucho cariño a nuestro grupo.

Para terminar quiero dar las gracias a los grupos de Talleres de Alcalá del Valle, Sanlúcar y Jerez, con los cuales hemos tenido la posibilidad compartir varios encuentros muy enriquecedores. Todo este compartir y convivir te hace recargar pilas para seguir adelante, ya que muchos haciendo pequeñas cosas pueden realizar obras muy grandes.

Por todos los que estamos, por todos los que estuvieron y que por alguna causa ya no están, por los que vendrán, gracias a todos estos 25 años han sido posibles.

¡Feliz 25 aniversario a toda la FAMILIA JOSEFINA!

Isabel Fernández Hatero