Gen Nzt: descubre tus poderes y salva al mundo

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Del 4 al 13 de julio, hemos tenido, en Hoyo de Manzanares, dos actividades de pastoral juvenil: la colonia de verano y el campo de trabajo. En la colonia, han participado 44 chicos y chicas de Jerez de la Frontera, Zagra, Villanueva de la Serena, Pamplona y Zaragoza; y en el campo de trabajo, 6 jóvenes de Jerez, Zaragoza, Villanueva y Sanlúcar de Barrameda.

Acompañando las dos actividades hemos estado las Hnas. Carmen Hernández, Laura Manuel, Paqui Rubio y Ana Romero, junto a monitores de Zaragoza y Jerez de la Frontera, formando un equipo de trabajo del que estamos muy contentas. Concretamente esto, el trabajo en equipo, comenzó mucho antes de la colonia, en la reunión de preparación de actividades que tuvimos en Madrid, en el mes de noviembre. Pero después, con la fecha del verano mucho más próxima, y cuando ya en los distintos lugares se había concretado qué monitores acompañarían a los jóvenes, comenzó una intensa comunicación vía skype y whatsapp. Fruto de ello, el lema del encuentro que arriba os compartimos. Y seguramente, muchas os preguntaréis: ¿Qué es eso de un gen Nazaret? ¿A qué viene esto? ¿Y eso de descubrir poderes?

Hay que meterse un poco en el mundo de los chavales para comprenderlo. Entre los adolescentes y jóvenes, tienen gran popularidad las películas de superhéroes. Estos son unos personajes fantásticos que tienen poderes espectaculares y que, generalmente, utilizan para combatir las fuerzas del mal y para salvar a personas amenazadas. Siguiendo con la ficción, estos superpoderes se explican como consecuencia de la presencia de genes extraordinarios, que proporcionan una fuerza y una resistencia espectaculares, además de otras cualidades, como la valentía, la habilidad, el ingenio, etc.

Entonces… ¿de qué trataba la colonia? A lo largo de los días, los chicos y chicas iban a descubrir un «gen» o valor concreto: la autenticidad, la libertad, el servicio, las emociones, la comunicación, el autoconocimiento, la justicia, la misión, la vocación… Trabajando todos esos valores, poco a poco, les hemos invitado a «reconocer», en sí mismos, el superhéroe que todos llevamos dentro, aclarando, eso sí, que no se trata de ser superhéroes de película, sino héroes de la vida cotidiana, dispuestos a implicarse en el servicio a los demás. A este descubrimiento lo hemos llamado «el gen Nazaret».

Y en ese camino, les hemos propuesto algunos referentes: personas comprometidas e implicadas en el terreno de la ecología, de la lucha por los derechos humanos, por la justicia…, el mismo testimonio de fe de hermanas y monitores. También Butiñá ha ocupado un lugar significativo, como hombre extraordinario en su tiempo, preocupado por los jóvenes, que hoy como ayer nos invita, no a ser héroes, sino más que eso, ser santos. Porque, ¿no es verdad que, quizás, ambas cosas tienen mucho que ver? El mayor héroe que queríamos presentar y mostrar a los jóvenes es Jesús de Nazaret, que pasó haciendo el bien, mostrándonos un modo nuevo de vivir que consiste en «hacer como el buen samaritano», parábola que todas conocemos pero sigue siendo novedosa y sorprendente cuando dejamos que nos interpele.

Con los jóvenes participantes en el campo de trabajo, como el año pasado, visitamos cada día la residencia de los Hermanos de la Cruz Blanca en Torrelodones. Es un centro de acogida de personas con discapacidades físicas y psíquicas y lo que se nos pedía era el servicio de acompañar y animar a los residentes. Por la tarde, el trabajo del campo se completaba con un rato bastante amplio de reflexión y formación humana y cristiana, y también con la colaboración de los jóvenes en la animación de las actividades lúdicas de la colonia, haciendo un papel de «premonitores» que todos hemos valorado muy positivamente.

Con este relato, hemos querido compartir en qué ha consistido la actividad de estos días. Pero la verdad es que lo más interesante y valioso es la experiencia que comparten los jóvenes. Estamos en el proceso de recoger sus testimonios, por lo que en próximos números, ampliaremos esta noticia.
Gracias por leernos hasta aquí. Agradecemos vuestras oraciones pues sabemos que muchas hermanas y comunidades nos habéis acompañado de esta manera. Y ahora, sigamos rezando por estos chicos y chicas, para que el gen de Nazaret que han descubierto presente en ellos siga manifestándose como fuente de vida y servicio a los demás.