La nueva Alianza

Esto ocurría un sábado por la tarde, en Nazaret, cuando José y María con el niño, volvían de hacer su oración y escuchar la enseñanza del rabino en la sinagoga,  sobre la palabra del profeta Jeremías (31,31-35).

A mitad del camino, el niño, ya un poco crecidito, se dirige a su padre para hacerle una pregunta:

– ¡Papi, Papi! ¿Qué significa esa palabra, que es un poco rara, «Alianza»?

-Pues, mira hijo. Ya sabes que nuestro pueblo Israel lleva muchos años tratando de amistad y confianza con el Padre Dios. Y a lo largo de su historia le hacía promesas y formulaban como un pacto de amistad, y el Padre Dios lo acogía y bendecía.

– ¿Y cuándo hicieron ese pacto?

– ¿Recuerdas la historia del paso del Mar Rojo del pueblo de Israel, cuando milagrosamente Dios ayudó al pueblo, liberándolos de los egipcios? Entonces, agradecidos al buen Dios, El les prometió una nueva y rica tierra. También, un día Moisés estaba orando en el Monte Horeb, y Dios le indicó que entregara al pueblo unas tablas con los diez mandamientos, para ir manteniendo ese pacto y esa amistad. A estos «convenios» o » pactos» del pueblo con Dios, llamaban «Alianza».

– ¿Y quién escribió esa historia? – seguía preguntando Jesús.

– Pues un señor que era profeta, es decir, que mantenía siempre su amistad con el Padre y escribía lo que Él le indicaba. Se llamaba Jeremías.

-¿Y tú le conocías?

– ¡¡Noooo!!! ¡De eso hace más de 600 años! Jeremías escribía mucho, también en poesía. Fue siempre fiel a Yahvé, hasta morir. Y sufría cuando esa Alianza o pacto no se cumplía.

Jesús se quedó un tanto pensativo… Luego de un rato, interrumpió la conversación, volviendo a preguntar:

– ¡Papi! Ese señor, Jeremías, que escribía esto, que ha leído el rabino en la sinagoga, decía que el Padre iba a hacer una Alianza nueva, y que la guardará y la escribirá en nuestro corazón. ¿Qué significa lo de la Alianza Nueva? ¿Cómo será?…

– No sé bien, hijo. Dice, también, que esperamos una tierra nueva y unos corazones nuevos.

– ¿Será que ya no habrá más pobres y tampoco nosotros seremos tan pobres?
– No sé, pero algo grande y hermoso esperamos del Padre… Y dice que vendrá un gran Profeta, que nos hablará más claro de esto….

– ¡Qué bello!

María irrumpió:

– Mira Jesús. Pronto iremos a Jerusalén. Allí hay muchos doctores de la Ley que nos lo explicarán.

– ¡Gracias, mami! ¿Tú también vendrás conmigo a preguntarles?

– Sí, hijo. Iremos los tres.

Y así quedaron agradeciendo y esperando esa Nueva Alianza.

Jesusa Sáenz de Buruaga, fsj