Una visita inesperada

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“ES PRIMAVERA” …Vivo en un entorno maravilloso, hoy hace un día espléndido y me dispongo a dar un paseo por el parque, y… de repente…Rin…, rin…, rin… me resistía a coger el teléfono, quizá esa llamada me truncaba todos los planes. Ante la insistencia, descolgué el auricular ¿Dígame?

Buenos días, dijo soy tu amiga. ¿Cuál de ellas? pensé ¡tengo tantas! Tu amiga Juli. No me extraña que no me reconozcas dijo “hace tanto tiempo que no nos hemos visto”…Pero hoy me he dicho, de este día no pasa…Ah sí! es verdad, ha pasado mucho tiempo. ¡Qué alegría! Se lo dije un poco entre dientes, pues mi primer impulso fue de desgana.

¡Para un día que me dispongo a salir, me viene una visita! Le abrí la puerta y al verla cambié de actitud, me llené de alegría. ¡Por fin después de muchos años, nos volvíamos a ver!

Nos sentamos en el salón, recordamos tiempos pasados, compartimos penas y alegrías, porque de todo había pasado, en ese espacio de tiempo. Hasta preparamos juntas la comida (No quisimos salir fuera, eso nos daba oportunidad de seguir compartiendo y disfrutar de ese día). ¡Qué maravilloso encuentro!

El sol, iba declinando y no teníamos prisa para la despedida. Pero sus obligaciones de esposa, y madre, no le permitían estar más tiempo fuera de casa.

Cuando nos despedimos, prometimos vernos mas a menudo. Ya en el silencio de la noche, cuando ella se fue, yo me decía: ¡Qué tonta si no le hubiese abierto, no hubiese experimentado la alegría del reencuentro, ni sabido del resto de su familia, de sus inquietudes, de sus logros, de tantas y tantas cosas… “Ella me dio una lección” A pesar de las dificultades que había tenido en esos años, conservaba, la alegría, la confianza en las personas, y según confesión propia, el optimismo. ¡Cuánto aprendí!”

De nuevo en primavera, vino a nuestros, hogares otro intruso, un molesto huésped no deseado. Como ladrón que entra sin previo aviso, se nos coló en nuestras casas, en nuestra vida: “EL COVID”. Luchamos contra este inesperado huésped a brazo partido y empezamos a combatirlo, con todas las armas a nuestro alcance, para que saliese cuanto antes. Los científicos comenzaron a investigar, sacaron vacunas, siguieron investigando a veces sin éxito, pero sí con esfuerzo ¡y el huésped seguía quedándose en casa!
Los médicos actuaron con humanidad, profesionalidad, entrega, y esfuerzo, pero el intruso seguía aferrado y atrincherado.

Las personas, sacaron de su corazón los mejores sentimientos, de solidaridad, ayuda, entrega y “amor. Después de todos estos intentos, el huésped se apoderó de nosotros y todos clamamos al cielo, para pedir que se fuera, con la ayuda más valiosa que tenemos: “la ORACION”.

Como si el ladrón hubiese metido la cabeza entre barrotes y no la pudiese sacar, se quedó por largo tiempo entre nosotros. No tuvimos otro remedio que aprender a vivir con él en nuestras vidas.
¿HEMOS APRENDIDO ALGO DE ESTE HUÉSPED INESPERADO? Ojalá desaparezca ya, y nosotros hayamos aprendido la lección…

Dicen que no hay una sin dos, ni dos sin tres, Antes de sacar definitivamente al huésped inoportuno y dañino de nuestras casas, que nos incordia día y noche, se nos cuela, otro más agresivo, más peligroso, más doloroso y más incierto. A un loco, de los muchos que andan sueltos por esos mundos de Dios, se le ocurre sacar las armas a la calle, atacar a un pueblo inocente, y poner en jaque al mundo entero, incluso a su propio pueblo.

Este sí, que es molesto, dañino doloroso, diría yo que vergonzoso. ¿SABREMOS APRENDER ALGO POSITIVO PARA NUESTRA VIDA?

De nuevo nos queda el arma más poderosa que tenemos los humanos: la oración, la confianza puesta en Dios, que no defrauda, el amor, el perdón…

LA PAZ ES UN DON DE DIOS Y AL MISMO TIEMPO UNA TAREA DE TODOS
(Juan Pablo II)
QUE LA PAZ QUE ANUNCIAMOS CON PALABRAS ESTÉ PRIMERO EN EL CORAZÓN
(San Francisco de Asís)

Comunidad de Jerez de la Frontera


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