Yo te saludo, María

«Ya ves si tenemos motivos para recurrir con plena confianza al Corazón de María… Es un corazón de Madre de Dios, o sea un corazón especial para contener un mar de amor, con el que convenía que fuese amado un Hijo divino. ¡Y con ese mismo corazón con que ama a su Hijo, con el mismo amor con que amó a Jesús, nos ama también a nosotros!»

Francisco Butiñá, «Les Migdiades del mes de Maig» (1871)

Yo te saludo, María,
porque el Señor está contigo;
en tu casa, en tu calle, en tu pueblo,
en tu abrazo, en tu seno.

Yo te saludo, María,
porque te turbaste
–¿quién no lo haría ante tal noticia?–;
mas enseguida recobraste paz y ánimo
y creíste a un enviado cualquiera.

Yo te saludo, María,
porque preguntaste lo que no entendías
–aunque fuera mensaje divino–,
y no diste un sí ingenuo ni un sí ciego,
sino que tuviste diálogo y palabra propia.

Yo te saludo, María,
porque concebiste y diste a luz
un hijo, Jesús, la vida;
y nos enseñaste cuánta vida
hay que gestar y cuidar
si queremos hacer a Dios presente en esta tierra.

Yo te saludo, María,
porque te dejaste guiar por el Espíritu
y permaneciste a su sombra,
tanto en tormenta como en bonanza,
dejando a Dios ser Dios
y no renunciando a ser tú misma.

Yo te saludo, María,
porque abriste nuevos horizontes
a nuestras vidas;
fuiste a cuidar a tu prima,
compartiste la buena noticia,
y no te hiciste antojadiza.

Yo te saludo, María,
por ser alegre y agradecida
y reconocer que Dios nos mima,
aunque nuestra historia sea pequeña
y nos olvidemos de sus promesas.

Yo te saludo, María.
¡Hermana peregrina
de los pobres de Yahvé,
camina con nosotros,
llévanos junto a los otros
y mantén nuestra fe!

Florentino Ulibarri

Continuamos nuestra oración...

«Queridos hermanos y hermanas: Contemplar juntos el rostro de Cristo con el corazón de María, nuestra Madre, nos unirá todavía más como familia espiritual y nos ayudará a superar esta prueba»

Carta Papa Francisco, 25 de abril de 2020