De Nazaret a Santiago

0 Comentario
2340 Vistas

El día 20 de julio de 2016, once personas llegábamos a Vigo desde diferentes puntos de España para empezar juntos lo que sería una experiencia única.

Cuando te hablan del Camino de Santiago en lo primero que piensas es en la pereza que te da andar tanto, te cuestionas si estás preparado física y mentalmente para afrontar este reto… Aunque te han contado tantas historias, tantas vivencias y conoces a tanta gente que lo ha hecho, que siempre habías pensado: «sin duda, algún día lo haré…»

Pues bien, para Álvaro, Puri, Pepa, Manuel, Aurora, Pablo, Miriam, Marcos, José María, Alejandro y Conchita llegó la oportunidad de hacerlo. Era el momento, era la ocasión que estábamos esperando: «Hacer nuestro Camino de Santiago, vivido desde los valores de Nazaret que todos compartíamos.»

Desde el primer momento hasta el último fuimos una FAMILIA. Todos nos conocíamos, y esto hizo posible que esta vivencia haya sido tan especial, gracias a la unión que había entre todos. Estábamos agradecidos al Dios que nos llamaba a caminar y estábamos disponibles para empezar a hacerlo. Habíamos sido elegidos para cumplir su deseo: «Ser Peregrinos». Y… fuimos peregrinos en las risas y en las dificultades, en los momentos alegres y en los episodios duros, en la euforia y en el cansancio…

El camino es una experiencia que por mucho que te hablen de ella cada uno la vive de manera diferente, y cada uno la disfruta de diferentes maneras. Te ayuda personalmente y a nosotros, en este caso, nos ayudó también a crecer como grupo. A animarnos y a apoyarnos en los momentos duros. Y por supuesto, es un encuentro con Jesús de Nazaret que te fortalece y te cambia.

«Dicen que el Maestro no aparece hasta que el discípulo está preparado. Saber espera…En el camino Dios se hizo presente en cada uno de nosotros porque la espera fue serena…»

Han pasado dos meses ya de aquellas caminatas, reflexiones… de aquellos días tan difíciles de olvidar, y puedo decir que es algo que llevaré siempre conmigo.

«Nunca caminas solo y después de cada cuesta siempre viene una llanura» … Eso fue lo que entre otras muchas cosas aprendimos aquellos días y nos propusimos hacérselo llegar a todos en nuestros lugares de procedencia. Y así lo seguimos intentando hacer cada día.

Gracias amigos por haber compartido conmigo este camino, esta experiencia. Y gracias a toda la Comunidad de Porriño por acogernos y ayudarnos en todo lo que estuvo en su mano. Tenemos mucho que aprender de vosotros.

LA META DEL CAMINO NO ES EL FIN DEL CAMINO, SINO EL CAMINO EN SÍ.

Grupo de jóvenes Nazaret