Agradecemos la vida de nuestro Fundador

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A lo largo de este día, en diferentes países del mundo, nos reunimos para dar gracias por la vida entregada de nuestro querido Fundador. Las palabras de otro jesuita, Luis Espinal, pueden ayudarnos a entrar con más intensidad en el significado de esta invitación que Jesús hace a sus discípulos: “Quien pierda su vida por mí, la encontrará” (Mt 16, 25). Creemos que Butiñá aceptó este reto y culminó este camino. Sus compañeros jesuitas lo recordarán así:

“Fue el P. Butiñá varón eximio por su piedad y religiosa observancia; bien formado en ciencias físicas y naturales, como también en ciencias sagradas que las enseñó públicamente por varios años en diversos lugares.

Operario infatigable de la viña del Señor, imposible es decir cuántos trabajos arrostró durante toda su vida para extender la gloria de Dios. Asiduo y constante siempre en oír confesiones, en predicar la palabra divina. No contento con esto trabajó diligentemente en la publicación de libros, repletos de piedad y sólida doctrina.

Conmovido de compasión por las jóvenes privadas de casi toda ayuda, fundó una familia religiosa: Siervas de San José, que, floreciendo de día en día en número y piedad según testimonio de todos, mereció ser aprobada por la Sede Apostólica.

Finalmente, lleno de días y virtudes, confortado por los Santos Sacramentos, durmió plácidamente en el Señor, en Tarragona, el día 18 de diciembre, a los 65 años de edad, 45 de Compañía, a la que fue incorporado como profeso de cuatro votos, el día 15 de agosto de 1871”.

Blanco Trías, El Padre Francisco Javier Butiñá, S.J., y su obra, pág. 220.

GASTAR LA VIDA

Jesucristo ha dicho: “Quien quiera economizar su vida, la perderá;
y quien la gaste por mí, la recobrará en la vida eterna”.
Pero a nosotros nos da miedo gastar la vida, entregarla sin reservas.
Un terrible instinto de conservación nos lleva hacia el egoísmo,
y nos atenaza cuando queremos jugarnos la vida.
Tenemos seguros por todas partes, para evitar los riesgos.
Y sobre todo está la cobardía…

Señor Jesucristo, nos da miedo gastar la vida.
Pero la vida Tú nos la has dado para gastarla;
no se la puede economizar en estéril egoísmo.
Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no paguen;

hacer un favor al que no va a devolver;
gastar la vida es lanzarse aun al fracaso, si hace falta, sin falsas prudencias;
es quemar las naves en bien del prójimo.

Somos antorchas que solo tenemos sentido cuando nos quemamos;
solamente entonces seremos luz.
Líbranos de la prudencia cobarde,
la que nos hace evitar el sacrificio y buscar la seguridad.

Gastar la vida no se hace con gestos ampulosos, y falsa teatralidad.
La vida se da sencillamente, sin publicidad, como el agua de la vertiente,
como la madre da el pecho al niño, como el sudor humilde del sembrador.
Entrénanos, Señor, a lanzarnos a lo imposible, porque detrás de lo imposible
está tu gracia y tu presencia; no podemos caer en el vacío.

El futuro es un enigma, nuestro camino se interna en la niebla;
pero queremos seguir dándonos, porque Tú estás esperando
en la noche, con mil ojos llenos de lágrimas.

Luis Espinal, SJ

 

Oramos e interiorizamos:

“Tengo tan gran deseo de entregarme enteramente al servicio del buen Jesús, que estoy resuelto a no negarle ningún sacrificio que me pida, por costoso que sea. ¡Ojalá te pudiese hacer partícipe de mis sentimientos!”
F.Butiñá, Carta a Dolors Oller, desde Calella, 24 de febrero de 1876

 

Ojalá, Señor, te llegue mi voz. Aquí estoy.
Sin grandes palabras que decir.
Sin grandes obras que ofrecer.
Sin grandes gestos que hacer.
Solo aquí. Solo. Contigo.

Recibiré aquello que quieras darme:
luz o sombra. Canto o silencio.
Esperanza o frío. Suerte o adversidad.
Alegría o zozobra. Calma o tormenta.

Y lo recibiré sereno,
con un corazón sosegado,
porque sé que tú, mi Dios,
también eres un Dios pobre.

Un Dios a veces solo.
Un Dios que no exige, sino que invita.
Que no fuerza, sino que espera.
Que no obliga, sino que ama.

Y lo mismo haré en mi mundo,
con mis gentes, con mi vida:
aceptar lo que venga como un regalo.
Eliminar de mi diccionario la exigencia.
Subrayar el verbo ‘dar’.

Preguntar a menudo: «¿Qué necesitas?»
«¿Qué puedo hacer por ti?»,
y decir pocas veces «quiero» o «dame».
Y así sigo, Dios: Aquí,
sin más, en soledad.
En silencio. Contigo, mi Dios pobre.

José María Rodríguez Olaizola, sj

 

LECTURA DE LA PALABRA:

Jesús les dijo: «Paz a vosotros». Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron al ver al Señor. Jesús les dio otra vez: «Paz a vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío» (Jn 20, 20-21).

 

Vamos a acoger esta Palabra de Dios con un gesto:

Jesús de Nazaret y Francisco Butiñá son dos figuras que nos emplazan a la misión. El que llama es Jesús. Pero Butiñá nos tiende una mano para sumarnos a la construcción del Reino. Hacer nuevo el Taller es para todos nosotros esa concreción del Reino al que todos estamos convocados.

Podemos imaginarlos juntos, Jesús abriendo camino y Butiñá siguiéndole, como fiel compañero, reparando muros, planificando hogares, tendiendo puentes…

Y nosotros estamos aquí, queriendo colaborar con nuestras humildes fuerzas y nuestras pobres herramientas.

Jesús y Francisco te invitan a sumarte a la construcción de este puente tendido hacia el mundo del trabajo.

¿Quieres ofrecerte? ¿Qué puedes aportar? ¿Qué tipo de material o qué herramienta de construcción te gustaría ser?

  • Por ejemplo, uno puede sentirse cemento, porque desea ser elemento de unión; o puede identificarse con un cepillo de carpintero, que lime diferencias y haga más serena la convivencia; o puede considerarse como un humilde clavito, tan discreto que no se ve, pero ayuda a sostener las cosas importantes…

Para compartir tu sentir, toma una herramienta, un material de construcción, un instrumento de trabajo con el que te identificas. Con ello, estarás expresando de manera simbólica, cuál es tu aportación a la construcción del Reino como parte de la Familia Josefina.

Haz una fotografía del símbolo elegido, de la manera más creativa que consideres, con tu nombre y el país de origen. Por supuesto, puedes fotografiarte junto a tu símbolo. Nos encantará ver tu rostro ahí.

Envíala al grupo en el momento de compartir. Si quieres, puedes explicarlo brevemente en el chat del grupo.

¡Gracias por participar!


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