El punto cero

La vida de Pedro como seguimiento de Jesús.

Brevemente quisiera guiarte en el recorrido de la vida de Pedro, como ejemplo de lo que suele ser también nuestro camino de seguidores de Jesús.
Pedro es un hombre del pueblo, bueno y sencillo, como nosotros que también venimos de familias buenas y sencillas.

En la pesca milagrosa que nos narra Lucas (Lc 5, 1-11) vemos como Pedro, después de escuchar el discurso de Jesús, sale a pescar. Confiado en la palabra de Jesús echa las redes. La pesca es extraordinaria.

Ya en tierra, Pedro se da cuenta de que tiene ante sí a alguien más que un simple predicador. En su interior va percibiendo y descubriendo que Jesús tiene una forma extraordinaria y exquisita de amar. Descubre que Jesús no solo ama, sino que amando comunica vida.

Ante Jesús, Pedro se siente pequeño, pobre y pecador. Pero Jesús le responde: “No temas, desde ahora serás pescador de hombres”. Y dejándolo todo se puso a seguirle. Pedro se entrega a Jesús que le llama.

A lo largo de su seguimiento de Jesús, tras esta primera llamada, Pedro irá experimentando en carne propia como su bondad y su entrega no son “químicamente puras”, cómo están también enturbiadas por la limitación humana.

Siguiendo de cerca a Jesús, con su ingenuidad buena, cada vez está más convencido de que el mundo se arreglará con el “dominio de los buenos”. Por eso piensa, como Santiago y Andrés, en sentarse a la derecha del Señor para juzgar al mundo. ¡Le parece tan obvio que el mundo ha de ser llevado y organizado por los buenos!

Aún sintiéndose pecador, Pedro se identifica más y más con Jesús. No acaba de comprender por qué los demás hombres no le siguen como él. Así, poco a poco, se va despertando en él el “espíritu fariseo”.

Cuando más adelante empieza a presentir el fracaso de Jesús, su bondad y generosidad se despliegan al máximo y exclama: “¡por ti estoy dispuesto a ir hasta la muerte!”

Pero esta bondad y generosidad están aún atenazadas por el miedo. Miedo que acabará por manifestarse en las negaciones. En este momento, Pedro cobra conciencia de su debilidad: el hombre bueno traiciona y huye.

Después viene el llanto profundo y amargo, pues Pedro se da cuenta de que ha renegado de Jesús, a quien quería de verdad. Ha renegado de aquel que lo era todo para él. Ha sido capaz de hacer lo que nunca había pensado que podría llegar a hacer. Ha renegado de aquello que daba sentido a su vida, de aquello sin lo cual pensaba que ya no podría vivir. Pedro se encuentra como sin fondo, sin fundamente donde pisar firme.

Y así, Pedro hace también la experiencia de darse cuenta de que es como todos. Las barreras que separaban a los buenos de los malos se han derrumbado. Este es el PUNTO CERO en el que todos estamos igualados. Pedro ya nunca más podrá juzgar a los demás como hace el fariseo, pues nadie podía haber llegado tan bajo como él, que ha llegado a traicionar a Jesús a quien tanto quería.

Pero es en este momento cuando Pedro comprende la llamada primera de Jesús. Se da cuenta de que Jesús no le ha llamado por lo que es, o por lo que hace, sino porque sí, gratuitamente. Es entonces cuando surge la nueva “llamada”: “Pedro, ¿me amas más que estos?” “Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te quiero”. “Apacienta mis ovejas”.

Pedro se sabe perdonado y amado en lo más nuclear de su ser, en lo más profundo del corazón. Es más: se descubre amado y perdonado sin merecerlo, gratuitamente. Eso le capacidad para saberse “enteramente común a todos los hombres”, pecador como el que más, pero también profundamente bañado por la misericordia del Señor. Ahora Pedro “recibe” unos “nuevos ojos” para mirar la realidad en profundidad. Ahora Pedro redescubre con mayor vigor la llamada de Jesús, una llamada que no se fundamente en sus fuerzas, posibilidades o capacidades, sino en la pura y simple gratuidad. Por ello, Pedro podrá seguir al Señor entregándose con mayor fuerza, lucidez y profundidad. Podrá seguir al Señor, no por ser bueno, ni por su propia fortaleza, sino porque ha confiado: se ha dejado conducir por unas manos más fuertes que las suyas.

TEXTOS BÍBLICOS:

  • Primeros discípulos: Lc 5, 1-11; Jn 1, 35-51
  • Jesús camina sobre las aguas: Mt 14, 24-33
  • Declaración de Pedro: Mt 16, 13-28
  • Predicción de las negaciones: Mt 26, 31-35; Jn 13, 36-38
  • Negaciones: Lc 22, 56-62
  • Nueva llamada: Jn 21