Un encuentro singular

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Con motivo de la celebración del encuentro de jóvenes «Taizé-Madrid» y ante la invitación del Arzobispado de acoger en las familias a éstos jóvenes, después de discernir en comunidad, acogimos a 10 jóvenes, provenientes de Asia y de Europa (6 chicas y 4 chicos).

Llegaron el día 26 de diciembre a dormir, y por ser voluntarios estos jóvenes y tener la responsabilidad de estar al frente de distintos grupos de Talleres, desayunaban a las 7 ½ de la mañana y no volvían hasta bien entrada la noche. Estos jóvenes, de diferentes iglesias y tradiciones cristianas, algunos días nos sorprendieron porque a las 6 de la mañana ya estaban en la capilla un par de chicas haciendo oración, en cuclillas.

Ha sido un grupo disciplinado que en ningún momento se ha sobrepasado en nada, antes bien, muy educados y agradeciendo en todo momento.
Diréis que cómo nos hemos entendido, pues a través de la sonrisa y los gestos que son internacionales y si en algún momento querían algo explícito, ahí estaban los móviles haciendo la traducción simultánea y, al momento, tanto escrita como hablada en inglés y español, de no ser así ni entre ellos se hubieran entendido, ya que procedían de Japón (3), Taiwán (2), Hong Kong, (1), Corea (1), Malasia (1) Alemania (1) y Francia (1).


El día 1 de enero, al mediodía, compartimos la comida, de verdad, fue un momento en que tuvimos la ocasión de experimentar la comunión, parecía que nos conocíamos de toda la vida. Cuando iban entrando en el comedor, nos sorprendieron con un obsequio, cada uno traía en sus manos algo típico de su país: pastas, té, vino, dulces, algas marinas que según ellos estas se comen con arroz. Por coincidir con el día que comenzábamos un Año Nuevo, tuvimos ocasión de brindar y desearnos felicidad.

En la sobremesa, al ser una de las japonesas directora de coro, improvisaron un canto a voces y en español, que daba la impresión de que habían cantado en alguno de los encuentros que habían tenido, ya que se les entendía bastante bien.

El día 1 de enero, después de la comida, se fueron unos al AVE, destino Sevilla, otros al Hotel para visitar museos, otros con sus amigos. Con nosotras se quedaron dos: Wa, (Flor en chino) es teóloga, de Hong Kong, porque quería ir al día siguiente a Ávila, ha hecho un trabajo sobre Santa Teresa y se quiere dedicarse a la dirección espiritual. Con ella se fue Mary (coreana) que tiene una hermana religiosa, salesiana. También, quisieron conocer Toledo antes de partir a sus lugares de origen.


Se les ha visto contentos y nosotras también contentas por poder acoger a estos jóvenes que nos han aportado la alegría de vivir y la sensación de recibir más de lo que hemos dado.


Comunidad de Madrid Quintiliano