Desde la casa del P. Butinyà

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Las que estamos en la casa del Padre Butiñá desde primera hora, sabemos del interés de nuestros gobiernos de adquirirla, haciéndose eco del deseo de todas las hermanas por gratitud y cariño.

Me agradaría tener un recuerdo para las hermanas que tan acertada y bellamente plasmaran en las paredes su historia.

Ni la monotonía de los días ni el tener siempre los mismos escenarios nos privan de estar conscientes de la tierra que pisamos y recibir los estímulos que su persona y su obra proyecta en nosotras, pues diríamos que el P. Butiñà fue una de esas personas que convierten en acontecimiento la normalidad de la vida.

Para cada una de nosotras tiene el Padre Butiñá respuestas,actitudes, y rasgos que ilminan nuestro camino y dan sentido a nuestras vidas.
En el lugar de su nacimiento encontramos su “Principio y fundamento”, que es como un canto a la vida. Le dice al Señor: «Podrías haber creado otros seres que te hubieran amado y servido mejor que yo, pero me creaste a mí”.

A través de sus cartas nos asomamos al mundo interior del Padre Butiñá. En ellas comunica sus inquietudes personales, sus opiniones, su afán misionero, su percepción de las situaciones políticas y sociales de su tiempo.
Conservamos cartas a su familia, a sus amigos, a la Compañía de Jesús, a las Josefinas.

En ellas se manifiesta un hombre entrañable, interesado por todo, cercano, con sentido del humor, un hermano, un amigo, un creyente. Un corazón profundamente humano e intensamente apostólico. No pierde ocasión para compartir lo mejor que tiene: SU FE EN JESÚS.

Nos conmueve el cariño por su familia, por Banyoles, que desde lejos no ahorra desvelos porque Sant Martirià tenga su historia, cuente el museo con más piezas y todos sean cristianos de verdad.

El Padre Butinyá es el gran indicador de Jesús Obrero de Nazaret, que es el que centra nuestras vidas. Nos dice y así lo experimentamos, que El es nuestro bien, y el Maestro para todo lo bueno.

Desde el Taller de Nazaret nos sitúa en la misma misión de Jesús: llevar la buena noticia del Evangelio a los pobres, haciendo del trabajo oración,y con compromisos por la promoción y evangelización sobre todo de la mujer.
Cree que todo hombre, toda mujer, pueden recorrer a través de sus tareas cotidianas un camino nuevo de santificación y encuentro consigo mismos, con los demás y con Dios.

Cree en la alegría como uno de los principales dones del cielo, en una alegría serena, profunda, honda, que viene de Dios, que es posible mantener a pesar de las dificultades del camino.

No huye de la realidad, ni de sus manifestaciones más dolorosas, con una mirada amplia y con visión para descubrir que en medio de esas vicisitudes, y dándoles sentido, aparece una vida que es y sigue siendo fecunda.

Y al acercarnos a su Pascua: muerte –Resurrección nos encontramos igualmente con la Vida . El mismo escribe:” cómo podía ser amarga la muerte del l que muere en manos de la Vida?”

Que la Iglesia reconozca su santidad es nuestro deseo, pues pensamos que su historia y su vida es una gran riqueza para todos

Patrocinio Eguillor, fsj

Comunidad de Banyoles