Misión en la Chinantla

0 Comentario
2445 Vistas

El sábado, 13 de abril,  un grupo de hermanas y laicos de la Familia Josefina, nos hicimos presente en la Comunidad de San Felipe Usila, Oaxaca. Nuestro deseo era vivir con esta y otras comunidades cercanas la Pascua de Jesús.

Esta comunidad indígena, conocido como capital de La Chinantla, pertenece a la región de Tuxtepec. De cultura milenaria, su espacio  ha sido habitado  por muchos misioneros, que han dejado una profunda huella en la vida de sus habitantes.  Sin duda alguna,  nuestras hermanas, la comunidad de Hijas de San José que habitó allá, dejaron esa marca positiva y entrañable que, a pesar del tiempo, sigue viva en el corazón de la gente sencilla de un pueblo que sigue esperando a los misioneros como algo esencial de su fe, aún necesitada de la luz de la Buena Noticia de Jesucristo.

Esta Semana Santa, Semana Mayor, como lo llaman los lugareños, compartimos nuestra fe con seis comunidades de la llamada zona baja de Usila: Piedra de Azúcar, Congregación, Arroyo Tigre, Emiliano Zapata, Lázaro Cárdenas y Santa Flora. Durante nueve días hemos vivido, con gran intensidad, el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, aportando y recibiendo de ellos la vivencia de este tiempo santo en una cultura que tiene mucho que dar y recibir.

Algunas personas del equipo misionero comparten la resonancia de las experiencias vividas en estos lugares sagrados.

Hna. Teresa Velázquez fsj

Sin duda alguna regresé a mi tierra siendo otra persona. Esta que es mi segunda experiencia en misiones me fortaleció en varios aspectos. Conocí y experimenté muchas situaciones que no sabía que podía con ellas. Ahora me doy cuenta de que vivo en un mundo donde me encerraba en lo que conocía.

Desde el día que salí de casa, me fui con la mentalidad de esperar y aprender de todo lo que se pusiera  frente a mí. Por fortuna, Dios me puso en el camino varios retos que pude cumplir. Al inicio fue difícil, sin embargo, no era imposible de lograr. Y ahora que ya estoy en casa valoro lo que tengo. Aprendí que ser humilde no significa ser pobre, sino todo lo contrario. Por otro lado, la naturaleza se convirtió en mi mejor amiga y no hay regalo más hermoso que disfrutar lo que ella nos entrega.

Dios tiene mucho cuidado de elegir a las personas que pone en nuestro camino. Estoy totalmente convencida de que cada una de ellas tuvo su parte en esta experiencia y me ayudó a convertirme en lo que ahora soy. ¡Estoy tan agradecida a mi Dios, que me permite aprender y compartir con otras personas lo poco que soy! Espero dejar huella y, cuando regrese, volver a remarcarla.

Kalif Cobián, Guadalajara – Jalisco

¡Hola Familia Josefina!!! Les  comparto un poquito mi experiencia en estas Misiones de Semana Santa.

En esta ocasión, servimos en una de las comunidades llamada Santa Flora. Nuestra actividad principal fue la escucha,  la integración, acoger alegrías y dolores de la gente y, desde ese “estar”, buscamos afianzar la fraternidad  con los hermanos, en especial con los más frágiles y abandonados.

Se ve la necesidad de continuar la evangelización en equipo, que juntos,  el sacerdote y los misioneros que asistan cada año puedan dar continuidad a lo sembrado. La intención no es imponernos, sino dar a conocer a Dios y crear conciencia de lo sagrado.

Doy gracias a Dios por todo lo vivido. También agradezco a las Hijas de San José y a los integrantes de la Familia Josefina con quienes colaboramos en Misión Compartida, trabajando con amor para un mundo mejor.

Raúl Emmanuel Ramos Campos, Guadalajara- Jalisco

Les comparto mi experiencia de misión en la comunidad de Santa Flora de San Felipe Usila. Esta Pascua  fue para mí de mucho aprendizaje. El Señor tenía preparadas grandes enseñanzas para mí y mi familia. Viviendo nuevas experiencias, interactuado con los hermanos de la comunidad,  acompañándolos a vivir la Semana santa, visitando sus hogares, compartiendo costumbres diferentes, visitando a los enfermos, llevándoles la eucaristía y compartiendo la Palabra de Dios, aprendiendo a ver la mano de Dios en la bondad de la gente, en la naturaleza  y en la vida cotidiana de nuestros hermanos… Por todo ello, doy gracias a Dios, a las hermanas Hijas de san José y al padre Marcelino, por haberme invitado a tan hermosa misión. Todo sirvió para darme más fuerza, fe y esperanza, para continuar este camino único y llegar a Cristo, nuestro Señor.

Luz Marina Uscanga Luna, Tuxtepec

Pascua juvenil 

El sábado santo, 20 de abril, nos dimos cita en la comunidad de Arroyo Tigre las seis comunidades que habían participado en la misión, encontrándonos con los jóvenes y adolescentes de cada una de ellas.

La participación fue muy buena, congregándonos alrededor de 110 jóvenes. La cita fue a las 10 de la mañana. Cada grupo llegaba con su pancarta, dedicando un mensaje para todos. Por mencionar algunos: “Caminando juntos en comunión”, “El Señor es mi pastor nada me falta”… Dimos inicio a la jornada con la oración ante el Santísimo, muy participada con las consignas de cada grupo traía. Después pasamos a la presentación de los grupos procedentes de las distintas comunidades,  haciéndolo con cantos, con  una “porra”… Seguidamente tuvimos varias dinámicas grupales y tiempo de convivencia. También se organizaron juegos deportivos. Hubo muy buena participación.

Dedicamos también un tiempo a presentar el equipo completo de misioneros que estos días habíamos recorrido las distintas comunidades. Para ello, nos reunimos de nuevo en la capilla.

La comunidad de Arroyo Tigre ofreció alimentos para todos. Fue una gran experiencia de Resurrección Pascual, de esperanza, alegría, novedad… Fue un fuerte testimonio de fe manifestado en una gran diversidad de formas.

Es importante mencionar que el Padre Marcelino Sala Sánchez, párroco de la comunidad de San Felipe Usila, se hizo presente en el encuentro, reconociendo y apoyando nuestra presencia entre los jóvenes.

Fue el culmen de una rica experiencia compartida, animando la vida de esas comunidades, tan alejadas de la sociedad, en un ambiente natural en todo su entorno. Para encontrarnos, tuvimos que caminar por brechas y atravesar ríos en lancha, acompañados por los catequistas de cada comunidad. De verdad que anticipamos la Pascua de Resurrección, con el ánimo y la actitud tan positiva de los jóvenes, con vivos deseos de convivir y seguir comprometiéndose con su comunidad.

Los jóvenes se quedaron motivados para  encontrarse de nuevo en Pentecostés y así ir convocando a quienes quieran participar en un encuentro vocacional, que el Padre Marcelino está dispuesto a seguir apoyando. Tenemos la esperanza de que, a pesar de ser una cultura muy arraigada en sus usos y costumbres, con su propia lengua originaria, lo que hace que se dificulte un poco la  comunicación y sea necesaria la traducción del chinanteco al español y viceversa, podamos ir creando espacios para promover la cultura vocacional. Los jóvenes manifiestan gran ánimo ante lo nuevo, lo que les aporta alguna enseñanza.

Gracias a las semillas del Verbo y la Congregación por haber sembrado las semillas  de la fe por esos lugares y permitirnos seguir acompañando a los más apartados de la sociedad.

Sara González Ramos hsj


Deja tu comentario

Este sitio esta protegido por reCAPTCHA y laPolítica de privacidady losTérminos del servicio de Googlese aplican.