Orar mientras trabajas

“Que no me falte Señor el deseo de buscarte y servirte en mi trabajo”.

¿QUÉ HACES?

Un transeúnte se detuvo un día ante una cantera en la que trabajaban tres compañeros. Preguntó al primero:
–  ¿Qué haces, amigo?
Y éste respondió sin alzar la cabeza:
– Me gano el pan.
Preguntó al segundo:
– ¿Qué haces, amigo?
El obrero, acariciando el objeto de su tarea, explicó:
– Ya lo ves, estoy tallando una piedra.
Preguntó al tercero:
– ¿Qué haces, amigo?
Y aquel hombre, alzando hacia él unos ojos llenos de alegría, exclamó:
– Estamos edificando una catedral.
Y el caso es que los tres estaban realizando el mismo trabajo.

Dedicamos al trabajo gran parte de nuestro tiempo y energía. En él nos desgastamos como en pocos otros ámbitos y, paradójicamente, con frecuencia, tenemos dificultades para encontrarnos con Dios en él. A veces, se trata de una parcela de nuestra vida a la que atendemos separadamente de nuestra vida cristiana. Así vivimos divididos. En esta oración, te invitamos a pedir a Dios que ilumine tu trabajo, ya sea el profesional, o el que aceptaste al decidir dedicar tu vida a cuidar de esposo o esposa, hijos, padres…

Que seamos capaces de reconocer que somos afortunados por tener trabajo. Jesús dedicó la mayor parte de su vida al trabajo, como uno de tantos, como uno de nosotros. Que sepamos, con Él, descubrir la labor cotidiana como un lugar privilegiado para ENCONTRARNOS CON DIOS Y CON LOS OTROS, para servir y amar.

A nosotros también se nos pregunta: “¿Qué haces amigo?” Y nos toca responder qué estamos construyendo con nuestro trabajo.

“La única forma de hacer un trabajo genial es amar lo que haces” (Steve Jobs).

 

“Existen dos maneras de hacer las cosas: por obligación y, entonces, son cansadas, aburridas y latosas. Y por amor, y entonces son ligeras, gozosas y fecundantes. Fijaos bien que no digo que el amor las haga soportables. Lo que digo es que con amor todo se vuelve hasta gozoso” (J. L. Martín Descalzo).

 

«Señor, que tu gracia inspire, sostenga y acompañe nuestras obras, para que nuestro trabajo comience en ti como en su fuente y tienda siempre a ti como a su fin» (Liturgia de las Horas).

 

“En medio de vuestras tareas y trabajos, alzad el corazón al cielo pidiendo a Jesús su gracia y amor ardentísimo” (Francisco Butiñá s.j., carta a Dolors Oller, 1867).

 

“¿No es este el hijo del carpintero?” (Mt 13, 55).

 

ORACIÓN A JESÚS OBRERO

Señor Jesús, te ofrecemos todo el día, nuestro trabajo, nuestras luchas, nuestras alegrías y nuestras penas. Concédenos, como a todos nuestros hermanos de trabajo, pensar como Tú, trabajar contigo y vivir en Ti. Danos la gracia de amarte con todo nuestro corazón y de servirte con todas nuestras fuerzas. Que tu Reino sea un hecho en las fábricas, en los talleres, en las minas, en los campos, en el mar, en las escuelas, en los despachos y en nuestras casas. Que los militantes que sufren desaliento, permanezcan en tu amor. Y que los obreros muertos en el campo de honor del trabajo y de la lucha, descansen en paz. María, Madre de los pobres, ruega por nosotros.