"Son personas que, a pesar de la contingencia sanitaria provocada por el Covid-19, no han hecho cuarentena, viven al día y tienen que salir para intentar sobrevivir".

Hoy, y en este tiempo de pandemia, tenemos la oportunidad de oír el GRITO DE LA TIERRA. Atendamos este signo de nuestros tiempos con una escucha activa, desde y hacia cada lugar en el que nos desempeñemos, como padres, amigos, estudiantes, trabajadores, educadores, vecinos... Hoy, y no mañana, seamos los protagonistas de una nueva historia, nuestra historia, donde a la luz de Nazaret nuestras pequeñas grandes acciones den lugar a una Vida en equilibrio y armonía, que responda a este clamor de la Tierra.

"Ellos (los niños) son los que nos enseñan a vivir este tiempo con amor, alegría, energía y confiando en Él, cuando esta enfermedad nos ha revelado nuestra vulnerabilidad".

"Hoy creo que esto se puede releer afirmando que el trabajo digno es una herramienta necesaria para que las personas adquieran una estima propia, un sentido de la vida, se aprecien a sí mismas y se sientan realizadas".

"Si nos convirtiéramos en compañeros de ese joven Jesús que, en el Nazaret 2020, contempla la vida, podríamos descubrir con Él algunas cosas importantes: por ejemplo, que no somos autosuficientes, que estamos interconectados y nos necesitamos mutuamente; que convivir con la incertidumbre nos incomoda y desconcierta, pero tiene su lado positivo y es que nos enseña a ser humildes y a valorar la vida recibida en cada momento".

"En mi familia puedo ver la enorme bendición que representa el compartir a diario la alegría de una sonrisa, la personalidad en desarrollo de nuestras hijas, la unión y amor entre esposos, que sostiene cuando uno de los dos duda… Puedo disfrutar de la bendición que trae la llamada justa entre amigos, la caricia de quien está a mi lado, la palabra de ánimo ante la enfermedad, la oración comunitaria ante la pérdida…"

"Nazaret fue —y sigue siendo— inspiración para el servicio, para trabajar tratando de poner un poco de alegría y contrarrestar la angustia del momento… Y cuando la enfermedad nos venció, Nazaret significó dejar que nos sirvieran, dando cabida a un sentimiento grande de agradecimiento por la atención de las hermanas, la ayuda mutua, la sencillez de las cosas, acogiendo la pobreza de estar así, sin poder hacer más".

"Cuando tu corazón te habla, “levántate y ve donde él te lleve”. Esta es la invitación que me guía desde el momento en que viví mi primera experiencia de Ejercicios Espirituales. De eso se trata al oler la gracia cara".

"Animémonos también nosotros a tomar las redes para comunicar el Evangelio, para llegar a aquellos que aún no conocen la verdadera felicidad de sentirse amados por Dios, para alcanzar a quienes hoy no pueden salir de sus casas, por alguna enfermedad, por alguna restricción, por el motivo que sea".

“La solidaridad es posible, aunque en momentos de dificultad no es fácil arriesgar la vida. En la crisis de la pandemia, sentimos la responsabilidad de velar por los que lo pasan mal, sin pensar en las consecuencias que esto puede acarrear. Se cumple el pasaje del Evangelio: hay más alegría en dar que en recibir".

"Y aquí estamos, concluyendo nuestro encuentro con la Sagrada Familia. Tanto la vida en familia, como la vida en comunidad, es fácil y difícil al mismo tiempo. Pero, si ponemos al Señor en el centro de nuestro corazón, constataremos que es posible una convivencia alegre y vivificadora, en la que podemos aceptarnos tal como somos y crecer juntos en la misión".